Según datos publicados en la segunda edición del libro Cambio climático en el Mediterráneo español del Instituto Español de Oceanografía (IEO), el mar Mediterráneo ha subido veinte centímetros desde el siglo XIX y su ritmo de crecimiento se ha duplicado hasta tres milímetros al año desde 1943.
Además, el informe confirma el calentamiento del mar Mediterráneo a lo largo del siglo XX, tanto a nivel superficial (en este caso, entre 0,7 y 0,8 grados centígrados) como en aguas profundas (0,1 grados centígrados). Su primer autor e investigador en el IEO, Manuel Vargas, ha destacado este último dato, al reflejar que entre el 80 y el 84% del calor absorbido por el planeta ha ocurrido en los océanos. Ha señalado, en todo caso, que el Mediterráneo se comporta como cualquier otro mar u océano.
Las causas de este aumento del nivel del mar son varias: la dilatación de la superficie del agua, la subida de la presión atmosférica y el derretimiento de los hielos. Así pues, el suceso no sólo se debe al cambio climático, sino también a cambios atmosféricos naturales y normales, cambios que siempre van a ocurrir, según el investagador.
También ha afectado el aumento en el nivel de salinidad del mar que, aunque también se debe a algunos factores naturales, principalmente es causado por la acción del ser humano, tanto por la emisión de gases de efectos invernaderos, como por la construcción de presas, una forma de que disminuya el porcentaje de agua dulce en el planeta.
En el corto plazo, según Vargas, esta subida de las temperaturas en el Mediterráneo no se podrá detener. Ni siquiera, ha asegurado, aunque se emita menos dióxido de carbono a la atmósfera, los países emergentes reduzcan sus emisiones y la quema de combustibles fósiles baje y se promuevan las economías verdes. Así que no uqeda otra que acostumbrarse a bañarse en caldo. Lo que hacemos ahora, repercute en el planeta, sí, pero durante unos treinta de años.
El aumento del mar en zonas costeras puede resultar peligroso, ya que, en muchos casos, se va a perder la costa. Además, si se producen fuertes tormentas, los efectos son mucho más graves con el nivel del mar alto. Es importante, pues, adaptar las poblaciones y infraestructuras de las costas, así como controlar la densidad de la población en zonas cercanas al mar. Vargas ha puesto como ejemplo el caso de determinadas zonas muy pobladas de la India, donde esta subida del agua puede ser un gran problema debido a una enorme pérdida de metros de la costa.