Estudian organismos de la Antártida que ayuden a curar enfermedades


Hay masas de hielo en algunos lugares de la Tierra que llevan así desde hace millones de años. En su interior, se pueden encontrar microorganismos fascinantes (aunque también gases que, liberados a la atmósfera, contribuyen al cambio climático). Un grupo de científicos de la Facultad de Biología Animal de la Universidad de Barcelona (UB) analiza algunos de estos bloques de hielo en aguas de la Antártida buscando productos naturales de origen marino que puedan ser usados para elaborar fármacos para tratar enfermedades, hasta ahora incurables.

Es el caso de la profesora de Biología Animal de la UB Conchita Ávila, que, desde la isla de Decepción, en el archipiélago de las Shetland del Sur de la Antártida, dirige el proyecto antártico Actiquim-II.

El equipo de Ávila está estudiando, no sólo el potencial farmacológico de estos organismos marinos, sino también está analizando las posibles alteraciones que ha causado la actividad humana en estos ecosistemas helados. Los científicos estudian moléculas químicas presentes en los invertebrados marinos para tratar de averiguar, por ejemplo, si resultan tóxicas para los depredadores, ayudan a competir por el espacio o el alimento, etc.

Por otra parte, estas moléculas podrían tener aplicaciones farmacológicas. Los científicos estarán desarrollando el trabajo de campo hasta marzo. Entre otras acciones, se llevarán a cabo una serie de inmersiones con escafandra autónoma en el litoral de la isla Decepción para establecer la actividad ecológica (defensa, toxicidad, citotoxicidad…) de extractos y productos naturales aislados de organismos del bentos antártico.

Para el tratamiento de tumores


Otros invertebrados marinos que van a estudiar son los que viven asociados a huesos de ballena. Quieren estudiarlos y comprobar si hay posibilidades de elaborar nuevos productos naturales con potencial antitumoral y antiinflamatorio.

También estudian comunidades de invertebrados bentónicos de la Calita Balleneros, en la misma Isla Decepción, para saber qué efectos está teniendo sobre ellos la actividad turística. Se trata de ayudar a gestionar y planificar el turismo con un impacto mínimo sobre los ecosistemas naturales marinos en la Antártida, muy vulnerables a la presencia humana.

En el proyecto Actiquim, participan expertos del Parque Científico de Barcelona, del Instituto Español de Oceanografía de Gijón, de la Universidad de Bonn (Alemania), de la Universidad de Alaska (EEUU) y del Consejo Nacional de Investigación Científica de Nápoles (Italia).

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