El lema lo deja bien claro. No se trata de salvar la región del polo norte, alejada de nosotros y que, probablemente, nunca pisaremos. Se trata de salvar el planeta. El Ártico se derrite y provoca una subida del nivel del mar sin precedentes. Ése es uno de los efectos más claros y comprensibles.
Pero hay muchos otros, como la pérdida de biodiversidad, el aumento de la temperatura media en todo el planeta o el aumento del número e intensidad de los fenómenos meteorológicos extremos. Las península e islas quizá sean las regiones más perjudicadas. Algunas islas quedarán sumergidas en el océano, así como parte de las costas.
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