La completa extinción podría ser una triste realidad para los corales en un futuro muy cercano. Según concluye un reciente estudio del Instituto Carnegie de Ciencias, los arrecifres coralinos desaparecerán a finales de siglo si la contaminación atmosférica aumenta o sigue al ritmo actual.
Los especialistas de esta institución estadounidense afirman que si no reducimos el CO2 ya podemos preparar el pañuelito para dar un adiós definitivo a estas estructuras biológicas tan ricas en biodiversidad, fundamentales para el equilibrio de los ecosistemas marinos y motor económico de muchas sociedades.
Tan apocalíptica conclusión se basa en un análisis de modelos de simulación informática llevado a cabo por 13 grupos de especialistas internacionales. Su novedad radicaba, por un lado, en incluir el factor de la biogeoquímica activa, un aspecto que hasta ahora no se consideraba a la hora de realizar pronósticos en los que interviniera el clima global.
Las emisiones de CO2, el gran enemigo
Así, los modelos simularon una situación virtual que recreaba cómo la química del océano interactuará con una atmósfera donde el nivel de CO2 será más alto que el de ahora. Igualmente, teniendo en cuenta la temperatura y el pH en distintas secciones del océano, hicieron un análisis químico de la futura composición de los hábitats donde crecen los corales.
Se encontró que las emisiones de dióxido de carbono redujeron el pH del agua, afectando a la capacidad de los bivalvos de crecer, a lo que hemos de sumar el estrés que provoca la suma de varias amenazas más, como el calentamiento del agua, la sobrepesca y la polución costera.
Por lo tanto, la composición química del ecosistema variará y, sumado a los tres jinetes del Apocalipsis citados, significará el fin de los corales. Sólo con intervenciones drásticas podrán salvarse, entonces, pues por sí sólo se extinguirán sin remedio.