Siguen aumentando los gases de efecto invernadero


El Observatorio Atmosférico de Izaña está situado en la Montaña de Izaña a 2.400 metros sobre el nivel del mar, en la isla de Tenerife, y pertenece al Instituto de Astrofísica de Canarias. Desde 1984, se miden las emisiones de dióxido de carbono y metano y, desde 2007, las de óxido nitroso y hexafluoruro de azufre.

Los datos se pueden consultar en la web de la institución. Los investigadores del centro recuerdan que el efecto invernadero es natural y no es dañino por sí mismo, ya que, en realidad, permite el desarrollo de la vida en la Tierra, pues provoca temperaturas templadas gracias a las que se desarrollan los seres vivos.

Sin embargo, sí es nocivo el veloz incremento en la concentración de estos gases de efecto invernadero como consecuencia de las actividades humanas. El aumento de las concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera desde la Revolución Industrial aumenta el efecto invernadero a un ritmo brutal y provoca el cambio climático.

El hexafluoruro de azufre atmosférico es un gas poco importante de momento en el efecto invernadero ya que su aportación al calentamiento global es unas quinientas veces menos importante que la del dióxido de carbono. No obstante, su capacidad para absorber radiación infrarroja es muy superior a la del CO2 (unas 37.000 veces más) y su tasa de crecimiento es elevada, en torno al 4,1% anual. Así que hay que vigilar su evolución. Además, tiene una larga vida en la atmósfera, de unos 3.200 años.

El óxido nitroso (N2O), por su parte, es el cuarto gas en importancia en cuanto a su influencia en el aumento del efecto invernadero. Su presencia en la atmósfera ha aumentado a un ritmo del 0,2% desde 2007. Antes de la Revolución Industrial había un nivel de 270 moléculas por cada mil millones de moléculas de aire, mientras que en la actualidad la cifra es de 325.

El metano es el segundo gas en importancia de incremento de efecto invernadero atmosférico, tras el dióxido de carbono. Su presencia en la actualidad es la más elevada de los últimos 650.000 años. La tasa de crecimiento de este gas fue elevada entre 1985 y 1991, mientras que entre 1999 y 2006 bajó a prácticamente cero, para volver a registrarse un incremento notable desde ese año.

El dióxido de carbono, el gas de efecto invernadero más importante, aumento de forma cada vez más acelerada. Hay un incremento anual de unas dos moléculas por un millón de moléculas de aire y su vida media en la atmósfera de superior a los cincuenta años.

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