La navegación por el Ártico supone graves riesgos ambientales


En el mes abril, la capa de hielo ártica llega a su máxima extensión. Unos 15 millones de kilómetros cuadrados de desierto helado por los mares más al norte del planeta. Pero, llega la primavera y el hielo comienza a desaparecer. Es un ciclo anual. Pero, cada año, se deshace más hielo y cada invierno, se forma menos hielo. Una de las consecuencias del calentamiento global.

El planeta se calienta y la cobertura media del hielo polar disminuye. Para la gente del Ártico, esta pérdida representa un gran desafío. Los cazadores nativos ya no puede viajar a través del hielo para llegar a su presa, por ejemplo. Sin embargo, para otras personas puede ser muy beneficioso que haya menos hielo. Países como Estados Unidos, Canadá o Rusia se pueden aprovechar de esta falta de gruesas capas de hielo para extraer petróleo de la región. Además, las rutas de navegación por el Ártico son más accesibles, lo que puede ahorrar en costes y tiempo.

Un viaje por mar desde el oeste de Europa hasta China, a través del Canal de Suez, puede suponer unos 15 días. En cambio, si se elige la ruta norte, a lo largo de la costa de Siberia, se puede hacer el viaje en 10 días. Pero es necesario que esa ruta alternativa esté libre de hielo.

Se ahorra tiempo, se ahorra combustible y, por tanto, se emite menos carbono. Además, se evita el peligro de sufrir ataques piratas en la zona del Cuerno de África (aunque, si la ruta por el Ártico se normaliza, pueden aparecer piratas siberianos, coreanos, chinos…).

Ya hay nuevos puertos en aguas profundas planificándose en Estados Unidos. Se prevé que la carga transportada por la ruta de la costa de Siberia aumente desde los 1,8 millones de toneladas en 2010 hasta los más de 64 millones en 2020.

Beneficios para el desarrollo, pero riesgos para la gobernanza de la región y posibles daños ecológicos. Todas estas cuestiones están siendo estudiadas. Un informe elaborado por el Gobierno finlandés advierte de que la lucha contra los derrames de petróleo, tanto desde buques como desde plataformas, en aguas heladas es casi imposible con la tecnología actual. El Ártico es, probablemente, la región más sensible al medio ambiente de todo el planeta. Sin embargo, casi no hay tratados que lo protejan. Y cada vez hay más barcos, es decir, más riesgo.

Los países miembros del Consejo Ártico (Canadá, Dinamarca, Finlandia, Islandia, Noruega, la Federación rusa, Suecia y Estados Unidos) se han reunido para tratar de establecer unas normas mínimas para proteger la región contra la contaminación.

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