El cambio climático ya se deja sentir a nivel mundial. Y España no es una excepción. Sin embargo, estos primeros efectos son todavía menores en comparación con los que científicos y ecologistas apuntan: más olas de calor, lluvias torrenciales, grandes incendios y afecciones en la salud, entre otros que, sobre todo se concentrarán en el litoral mediterráneo. El epicentro irá desde Cataluña a Andalucía principalmente.
Las previsiones
El informe ‘Carrera climática contrarreloj’ de Greenpace desgrana cómo será España en las próximas décadas si no se adoptan medidas inmediatas. Los últimos datos apuntan a que los efectos del cambio climático anunciados ya por científicos y ecologistas se perciben en el país desde hace años.
Entre los más evidentes está el aumento de las temperaturas, que cada vez se acercan más a los 50 grados centígrados. Se prevé, además, que la temperatura media anual en la península ibérica suba entre 1,1 grados centígrados y 2 grados centígrados en los próximos años, aunque podría llegar a superar los 4 grados centígrados a finales de siglo en escenarios de aumento de los gases de efecto invernadero.
Este aumento de la temperatura sería ya un primer impacto que se acompaña de incendios cada vez más voraces, así como sequías más frecuentes y prolongadas que conviven con lluvias torrenciales.
A esto se suman olas de calor marinas, la subida del nivel del mar, los impactos que se producen en la salud por todos estos cambios en el clima –más de 4.000 muertes por el aumento de las temperaturas y el estrés por el calor-, y en un entorno de ciudades cada vez más inhabitables y las consecuencias económicas.
Esperanza
No obstante, el estudio deja las puertas abiertas a un cierto optimismo si se adoptan una serie de medidas. Una de ellas es la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero a cero para el año 2040 en toda la Unión Europea y un 55% en España de cara a 2030 sobre el año 1990.
También es conveniente frenar los combustibles fósiles e implementar el Plan Nacional de Adaptación, aparte de ampliar la protección y recuperación de ecosistemas y especies para alcanzar el 30% de la superficie terrestre y marina protegida para 2030.
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