El presidente uruguayo, José Mujica, está preocupado por los efectos del cambio climático. Y lo ha declarado en público, alertando sobre los cambios meteorológicos que se están produciendo en el mundo y, especialmente, de cómo están afectando a países agropecuarios como Uruguay. Bueno, el primer paso es reconocer el problema.
Se ha referido Mujica, en concreto, al enorme crecimiento en el consumo y en el desarrollo económico que se está produciendo de algunos países asiáticos. Ello, sumado a los efectos devastadores de los grandes desastres de la naturaleza, que están, además, cada vez más presentes, convierten al cambio climático en uno de los más grandes, si no el mayor, de los problemas que afectan al ser humano en la actualidad.
En opinión del presidente de Uruguay, la combinación de los dos factores citados lleva a una escalada de precios en muchos de los productos susceptibles de exportaciones, sobre todo, en los productos alimenticios que tiene el país sudamericano. Comparó la situación actual con el periodo de entreguerras, el lapso de tiempo que transcurrió entre las dos guerras mundiales, cuando aumento la demanda mundial de alimentos de una forma alarmante. La diferencia, según el mandatario uruguayo, es que ahora la lucha no será de los hombres entre sí, sino del clima contra el hombre. ¿La supervivencia del planeta, entonces, pasa irremediablemente por la desaparición del ser humano?
Todos estos comentarios se enmarcan en un clima de nerviosismo que sufre el país, en especial, los productores del campo, los sectores agrícola y ganadero, ante la situación climática incierta. Mujica pidió calma y advirtió sobre las pautas culturales de la sociedad de consumo. En su opinión, es conveniente aumentar el tamaño de las despensas de los animales. Ya que no se pueden predecir con exactitud los desastres que pueda traer el cambio climático, se puede actuar con prudencia y con templanza, gestionando los recursos para volver a arrancar si fuera necesario.
El político lo tiene muy claro: el agua es fundamental para su país. «En un país agroexportador», ha dicho, «es obvio que acentuar las reservas de agua es casi una cuestión nacional».
En la primera década de este siglo XXI, Uruguay sufrió cuatro grandes sequías, la mayor de ellas entre 2008 y 2009, que causaron pérdidas agropecuarias por 800 millones de dólares, el 70% correspondientes al sector ganadero.