Las pantallas de plasma contribuyen al cambio climático


El Protocolo de Kioto no tiene el mucho sentido a estas alturas, pero, de momento, es lo único que tenemos. Es lo único que se ha logrado salvar en Durban. En fin, buscando algo positivo de la reunión para combatir el cambio climático, encontramos que se ha añadido un nuevo gas al Protocolo, lo que significa que, a partir de ahora, sus emisiones van a ser vigiladas y ojalá, además, que disminuyan.

La cumbre del clima celebrada en Durban ha añadido un gas a la lista de los que controla el Protocolo de Kioto. Se trata de una sustancia de rápido crecimiento porque se usa en la fabricación de algunos paneles solares y las pantallas de plasma, productos muy usados en la actualidad. Porque hay recordar que, aunque el dióxido de carbono (CO2) sea el gas que más se menciona cuando se habla de cambio climático, hay muchos otros que contribuyen al proceso.

Habría que hablar siempre de gases de efecto invernadero, pero se usa CO2 o, simplemente, carbono, para simplificar, para ahorrar en palabras, ya que no ahorramos en emisiones. Además del dióxido de carbono (CO2), contribuyen al cambio climático el metano (CH4), el óxido nitroso (N2O), los hidrofluorocarbonos (HFCs), los perfluorocarbonos (PFCs) y el hexafloruro de azufre (SF6). Es más, algunos de ellos son mucho más nocivos que el CO2, ya que tienen un poder de calentamiento muy superior. Lo que ocurre es que su producción es mucho menor.

El caso es que se ha añadido a esta lista el trifloruro de nitrógeno (NF3), un gas, como decimos, utilizado en la fabricación de pantallas de plasma y de algunos paneles solares. El NF3 tiene un poder de calentamiento 17.200 veces superior al del CO2.

Fue en 2008 cuando comenzaron a dispararse las emisiones de este gas. En la década de los noventa del siglo pasado se usaba en pequeñas cantidades, en combustible de cohetes y nadie le prestó atención. Por eso estaba fuera del Protocolo de Kioto. Pero, según un estudio elaborado en 2008 y publicado en la revista Geophysical Research Letters, la producción ese año era de 4.000 toneladas y se esperaba que esa cifra se doblara en 2010, pues las pantallas de plasma estaban ganando terreno en el mercado tecnológico.

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