El auge del gas natural no frenará el cambio climático

fracking
El gas natural no es la solución a los problemas que tienen que ver con el cambio climático. Su explotación no contribuirá a que se reduzcan las emisiones de dióxido de carbono en la atmósfera. Es verdad que éstas son aproximadamente la mitad de las que se generan por culpa del carbón, pero su liderazgo en el mercado puede hacer que se abarate tanto que se prescinda de otras energías bajas en carbono, como por ejemplo las renovables o la nuclear. Es lo que se desprende del último estudio publicado por la revista ‘Nature’, que se basa en los datos y en los análisis facilitados por un grupo de científicos de Alemania, Estados Unidos, Austria, Italia y Australia.

Peligroso a largo plazo

Lo que no se puede negar es que el gas natural fue decisivo en una reducción de las emisiones de dióxido de carbono en Estados Unidos entre los años 2007 y 2012. En ese periodo todo fueron buenas noticias, pero un año después las emisiones volvieron a subir un 2,9%. Y lo preocupante desde luego no es eso, sino que se espera una tendencia a la alza a largo plazo, ya que la abundancia del gas natural terminará con otras fuentes de energía que son más limpias.

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El fracking es una amenaza

Haewon McJeon, investigador del Laboratorio Nacional del Noroeste del Pacífico (PNNL), está convencido de que en 2050 la producción de gas natural podría ser el doble o el triple que la de ahora. El uso de tecnologías como el fracking, que no son precisamente populares, contribuirán a un incremento del 10% de las emisiones de CO2 a mediados de siglo. Quemar gas natural supone la mitad de emisiones que quemar carbón, pero no hay que olvidar que el gas natural es en sí mismo metano, un hidrocarburo más perjudicial que el CO2 para la atmósfera.

Un negocio para países como Estados Unidos

El problema es que Estados Unidos se ha convertido en un exportador neto de gas natural y se ha aficionado al fracking. Y como están haciendo negocio con ello, a ver quién para ahora la maquinaria. El problema es serio y deberían lanzarse políticas que frenaran el auge del gas natural para que las renovables no se sientan amenazadas. De lo contrario, el mercado de la energía estará controlado por una mezcla de gases ligeros muy peligrosos para el planeta.

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