El calentamiento global está propiciando cambios importantes. Uno de ellos está relacionado con las turberas, que son los mayores depósitos de carbono en el planeta y que se encuentran al borde del colapso por su efecto y por otros factores como el cambio de uso de la tierra, según se recoge en varios estudios científicos, que también avalan su vulnerabilidad a la intervención humana. Son motivos por los que están a punto de desaparecer en varias partes del planeta.
Los informes
Las turberas no llegan ni a cubrir el 4% de la superficie terrestre. Sin embargo, estos ecosistemas son los responsables del almacenamiento de la mitad de carbono de la Tierra. De hecho, hoy en día, están considerados los principales sumideros por lo que, si su contenido se liberase, se duplicaría la cantidad de carbono del planeta y las consecuencias serían nefastas.
La turbera, que es un tipo de humedal ácido, acumula una gran cantidad de materia orgánica en forma de turba. En concreto, son como esponjas de musgos y vegetación, que se ha ido acumulando durante miles de años sin descomponerse del todo en un ambiente saturado de agua.
En la actualidad, suponen el 50% de los humedales del mundo, estando presentes en los cinco continentes. Y, prácticamente, en todos ellos están a punto de desaparecer. Es el caso de Europa, Asia y América, donde las turbas son drenadas para generar más tierra para la agricultura y la forestación.
El problema radica en que, al drenarlas y descomponerse la turba, se libera carbono a la atmósfera. Hasta el momento, ya se ha drenado el 15% de todas las existentes en el mundo. Y, a causa de este drenaje, se está liberando alrededor de una gigatonelada de emisiones de gases de efecto invernadero al año, según datos de la Organización para la Agricultura y la Alimentación (FAO) de las Naciones Unidas.
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