No estamos haciendo los deberes. Seguimos viviendo como si el cambio climático no existiera. El meteorito sigue aproximándose a la Tierra y llegará un momento en el que ya no tendremos tiempo para lanzar al espacio un cohete que lo destruya, lo haga saltar en mil pedazos y salve al planeta de la destrucción.
Se sigue impulsando el uso de los combustibles fósiles, se siguen buscando nuevos yacimientos de petróleo y gas, se siguen construyendo centrales termoeléctricas que usan como fuente de energía los combustibles fósiles y emiten dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero a la atmósfera, continúan funcionando fábricas que consumen una enorme cantidad de energía y edificios ineficientes… a este ritmo, dentro de cinco años, según los datos manejados por algunos científicos, será imposible controlar el calentamiento global dentro de niveles seguros. En otras palabras, se llegará al punto irreversible, al momento en el que ya no se podrá hacer nada al respecto.
Esta idea tan pesimista no aparece de la nada. Surge después de conocer los datos provenientes del análisis más completo elaborado hasta ahora de la infraestructura energética mundial. Porque cualquier instalación nueva que emita carbono lo hará durante décadas. Nadie va a construir hoy una central de generación termoeléctrica que usa carbón para cerrarla mañana. Esa central tiene que dar sus frutos económicos. Esa central tiene que rentar económicamente.
Fatih Birol, economista jefe de la Agencia Internacional de la Energía, ha lanzado un aviso:
La puerta se está cerrando. Estoy muy preocupado. Si no cambiamos la forma en cómo usamos la energía en la actualidad, vamos a superar el punto que los científicos llaman el mínimo de seguridad y entonces la puerta se cerrará para siempre.
Ese tan mentado límite de seguridad no es otro que el mundo se mantenga por debajo de un aumento de la temperatura de 2º C. O, desde otra perspectiva, las emisiones deben mantenerse a menos de 450 partes por millón (ppm) de dióxido de carbono en la atmósfera. Actualmente, el nivel es de alrededor de 390 ppm. Sin embargo, la infraestructura existente en el mundo ya está produciendo el 80% de ese presupuesto de carbono, según el análisis de la AIE. Es decir, que el margen se estrecha. La única solución es reformar la economía mundial para que funcione con una baja emisión de carbono. Y ya.
Si continúan la tendencia actual, es decir, un alto contenido de carbono a la hora de generar energía, para el año 2015 se llegará a un 90% del «presupuesto de carbono» sólo con la energía y la infraestructura industrial. Y, para el 2017, no habrá margen de maniobra en el presupuesto de carbono.
Esta advertencia de Birol llega precisamente cuando se está produciendo un momento crucial en las negociaciones internacionales sobre el cambio climático. Los Gobiernos preparan en los próximos quince días las conversaciones de Durban, Sudáfrica. Birol ha dicho que, si no se llega a un acuerdo internacional en dicha cumbre, entonces «la puerta se cerrará para siempre».
La puerta se cerrará para siempre
Pero los Gobiernos no están por la labor de llegar a ese acuerdo. O, en todo caso, sólo a llegar a un acuerdo mínimo que no resolverá el problema. En principio, el objetivo era llegar a un acuerdo que continuara el Protocolo de Kioto firmado en 1997, el único acuerdo internacional vinculante sobre las emisiones de CO2, un acuerdo que expira en 2012. Pero, después de años de desacuerdos, muchos países (entre otros, el Reino Unido, Japón y Rusia) buscan posponer las conversaciones durante varios años.
Rusia y Japón han hablado en las últimas semanas de posponer el acuerdo para 2018 o 2020, y el Reino Unido se ha sumado a la iniciativa. Greg Barker, Ministro del Reino Unido de Cambio Climático, señaló en una reunión que países como China, Estados Unidos y los países emergentes como Brasil, Sudáfrica o la India no van a comprometerse a ningún acuerdo, al menos, hasta el año 2020. Según Birol, entonces será demasiado tarde. Hay que cambiar los patrones de inversión, algo que sólo puede ocurrir si existe un acuerdo internacional.