El cambio climático es un fenómeno que se retroalimenta. Cuanto más tiempo pase, más se acelerará y más difícil será mitigarlo. Por ejemplo, el deshielo del Ártico contribuye a acelerar el proceso de cambio climático porque libera gases de efecto invernadero que estaban atrapados entre los bloques de hielo.
Ahora se sabe que un proceso parecido ocurre cuanto más calientes están los suelos. El calentamiento global calienta la tierra que, debido al calor, liberan más carbono a la atmósfera. Por tanto, el fenómeno, en este caso, también se retroalimenta y contribuye al cambio climático.
Al menos, en este caso, hay una «buena» noticia: dicho efecto disminuye en el largo plazo. Así se refleja en un artículo publicado en la revista Nature Climate Change a partir de una investigación realizada por la Universidad de New Hampshire (Estados Unidos).
El proceso se produce por los microorganismos del suelo, que responden a la temperatura. Estos microorganismos podrían ayudar a los científicos a mejorar sus predicciones sobre cómo el calentamiento global afectará al dióxido de carbono en el flujo de los suelos. La actividad de estos microscópicos seres vivos liberan diez veces más dióxido de carbono que las actividades del ser humano. Esta liberación de carbono se ha mantenido más o menos estable por la absorción que realizan las plantas. Pero, una vez más, las actividades humanas son las que alteran el equilibrio natural.
El aumento de las temperaturas por el cambio climático podría alterar la cantidad de carbono liberado por los suelos. Los microorganismos del suelo desempeñan un papel esencial en el balance de carbono de la atmósfera.
Los organismos del suelo utilizan fuentes de alimento para mantener su maquinaria celular, lo que depende de la fuente de alimento y la temperatura. A corto plazo, la subida de las temperaturas tiene poco efecto sobre la capacidad de los suelos para utilizar la glucosa, una fuente de alimento sencillo liberado por las raíces de las plantas. Para el fenol, una fuente de alimento más complejo que participa en la descomposición de la madera y las hojas, los suelos mostraron una caída del 60% en la eficiencia a temperaturas más altas.
Fuentes de alimentación complejas
En definitiva, a más temperatura, menos eficiencia, de modo que los microorganismos del suelo liberan más dióxido de carbono a la atmósfera. Pero esto ocurre sólo para las fuentes de alimentación más complejas.
Sin embargo, el proceso resulta más eficiente en el largo plazo. Disminuye la cantidad de dióxido de carbono liberada por suelos a la atmósfera y, a su vez, su impacto en el clima.