Como ya sabíamos, los arrecifes de coral son unas grandes víctimas del cambio climático, pero éste no les afecta a todos por igual. Según señala un nuevo estudio, el calentamiento de las aguas oceánicas y su mayor acidez a consecuencia del incremento del CO2 en la atmósfera afecta de forma especialmente virulenta a los arrecifes poco profundos.
Esta elevada acidez de las aguas también afecta en general a los ecosistemas costeros en general de forma mucho más pronunciada que a los entornos que se encuentran a mayores profundidades. Por lo tanto, los ecosistemas oceánicos profundos estarían mucho menos afectados por esta acidez.
Cambios brusco de acidez
Esta mayor vulnerabilidad obedece al mencionado aumento de los niveles de dióxido de carbono sumado los propios ciclos naturales de estos ecosistemas poco profundos, concluye esta investigación llevada a cabo por el Centro de Investigación del Cambio Climático de la Universidad de Nueva Gales de Sur (UNSW).
Básicamente, se ha descubierto la terrible influencia de la alteración del ph del agua en combinación con los cambios naturales que se producen de forma cíclica en estos entornos. Así lo explica Emily Shaw, líder de la investigación:
«Estamos comenzando a entender cómo el pH de las aguas del arrecife de poca profundidad puede variar enormemente de acuerdo a las situaciones de las mareas, las condiciones estacionales, ciclos diurnos y las respuestas de las comunidades biológicas a cada uno de ellos.
Si seguimos añadiendo dióxido de carbono a la tarifa actual de las emisiones de CO2, tendrá un efecto multiplicador que amplificarán sus consecuencias considerablemente. »
Las crecientes emisiones de gases de efecto invernadero, concretamente la del carbono, hacen temer a los investigadores que dispare la acidez, afectando a su normal crecimiento no sólo por sus altos niveles sino también por los cambios bruscos que se producen de la misma a consecuencia de los aludidos ciclos naturales.
«Sabemos que si continuamos con nuestra trayectoria actual de emisiones de CO2, el océano va a tardar miles de años en volver a las condiciones químicas parecidas a las de hoy», se lamenta Shaw.