¿Está tu crema solar contaminando los océanos?

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Estudios recientes han descubierto que ciertos productos químicos de protección solar están dañando el ecosistema marino y no se trata solo de los arrecifes de coral.

Con el verano acercándose rápidamente, son muchas las personas que ya están soñando con aquellos días de playa y calor. No obstante, es importante tener en cuenta que proteger la piel de los dañinos rayos UV es esencial, pero también es importante ser conscientes de los ingredientes aplicados sobre la piel ya que la mayoría de ellos son absorbidos por la epidermis o terminan en los océanos.

Cada día se escucha más acerca de la protección solar mineral, pero realmente son pocos los que conocen sus beneficios.

Mientras que los filtros químicos, los filtros solares tradicionales, son absorbidos por la piel y “protegen” al organismo transformando los rayos UV en calor, los filtros minerales se posan sobre la piel y como si se tratase de un espejo refleja los rayos UV.

En este aspecto, estudios recientes han encontrado que los químicos de protección solar en muchos productos populares en realidad son dañinos para los corales. Los principales culpables son los filtros químicos como la oxibenzona y el octinoxato.

Estos ingredientes ya fueron prohibidos en lugares como Hawái, Aruba, Palau o México, sin embargo, todavía se pueden encontrar en Europa en algunas cremas solares. No obstante, no son los únicos filtros químicos cuya seguridad se ha puesto en entredicho.

Una vez que estos químicos están en el agua, en realidad disminuyen las defensas de los corales contra la decoloración, dañando su ADN y perjudicando su desarrollo.

Este daño, junto con el daño de otros factores estresantes, como la acidificación de los océanos, la contaminación del agua, el aumento de la temperatura del mar y las enfermedades de los corales impide que los corales se reproduzcan y sobrevivan con éxito en los entornos marinos actuales.

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¿Cómo puede mi protector solar contaminar el mar?

Cuando los bañistas que usan protector solar químico van a nadar, llevan estos químicos al océano. Las investigaciones muestran que los arrecifes de coral en Hawái están expuestos a más de 6.000 toneladas de loción de protección solar cada año.

Los productos químicos como la oxibenzona y el octinoxato también ingresan a los ecosistemas marinos a través de las salidas de las plantas de tratamiento de aguas residuales.

Dado que no están diseñados para eliminar otros contaminantes, por lo general no son eliminados por los sistemas de tratamiento de aguas residuales y, a pesar de no bañarse directamente en el océano, al eliminar los restos de la crema solar bajo la ducha terminan en el mar.

Un estudio de 2015 mostró que la oxibenzona comienza a causar daños graves a los corales en concentraciones tan bajas como el equivalente a una gota de agua en seis piscinas olímpicas y media. En Hawái, se han medido concentraciones de más de 10 veces esa cantidad en playas populares para nadar que cuentan con algunos de los arrecifes de coral más exquisitos de las islas.

Para proteger los preciosos ecosistemas de coral de Hawái, los legisladores del estado aprobaron en 2021 la prohibición de la venta y distribución de protectores solares que contengan oxibenzona y octinoxato.

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¿Puede el protector solar ser dañino para mi organismo?

Sin embargo, los filtros químicos no son solo dañinos para el océano, también para el organismo humano.

Algunos de ellos, han sido catalogados como disruptores endocrinos lo que en otras palabras significa que interfieren en el sistema hormonal de los humanos. Además, se han encontrado restos de oxibenzona en la leche materna u orina entre otros.

Ante estas evidencias, cada día son más las personas que optan por protectores más seguros que no solo respeten el organismo humano, también el medio ambiente.

En este aspecto los filtros minerales, como el óxido de zinc y dióxido de titanio, ofrecen una alternativa segura para toda la familia.

También conocidos como filtros naturales, no son absorbidos por el organismo y protegen la piel reflejando los rayos ultravioletas del sol. De este modo, no entran en contacto con el organismo interno.

Además, tampoco resultan dañinos para el ecosistema por lo que ofrecen una alternativa segura no solo para prevenir el cáncer de piel, también para el medio ambiente.

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