Según un nuevo informe del Banco Asiático de Desarrollo, las regiones Asia y el Pacífico sufrirán desastres naturales en mayor medida que otras partes del mundo.
Vinculando este aumento con el avance del cambio climático sus eventos extremos en forma de tormentas, huracanes, lluvias torrenciales o sequías interminables, el informe advierte que la amenaza de sufrir un desastre natural es más grande en estas regiones, donde las personas tienen ya una probabilidad 25 veces más alta de ser afectadas.
A nivel mundial, las tormentas e inundaciones catastróficas han aumentado más de cuatro veces en los últimos cuarenta años, hasta situarnos ahora en más de un centenar de desastres que podrían catalogarse de “intensos”.
Se disparan las víctimas mortales
Lógicamente, en Asia esta evolución ha sido más dramática, y también han aumentado las víctimas que han muerto a consecuencia de inundaciones o tormentas extremas. Si en la década de los ochenta hubo medio millar de bajas en Asia a consecuencia de estos eventos, entre 2000 y 2009 ya han sido más de 200.0000.
Entre otras razones, el crecimiento poblacional y una pésima planificación urbana en las grandes ciudades, que concentran a los más pobres en barriadas marginales caóticas que no están preparadas para afrontar estas embestidas.
El costo de los desastres también es muy elevado, y conforme crece su virulencia también lo hacen los daños ocasionados. ¿Pero, cómo minimizarlos? El informe apunta que esta creciente amenaza ha de combatirse mediante políticas que reduzcan riesgos.Es decir, los países han de conocer sus mayores o menores riesgos y estar preparados de forma activa.
Ello supone un cambio de mentalidad que va más allá de reaccionar una vez se han producido los destrozos. Se impone, de este modo, actuar en función de las previsiones con infraestructuras y protocolos de actuación para evitar las fatalidades.