El escepticismo climático al asalto de la Casa Blanca


Se sigue combatiendo el cambio climático y se sigue combatiendo a quienes no creen en el fenómeno (o lo niegan a sabiendas de que sí existe), los escépticos. En Estados Unidos se está produciendo un fuerte debate sobre el asunto (cuando cada vez está más claro que no hay de qué discutir): algunos todavía dicen creer que la actividad humana no tiene nada que ver con la aceleraración del cambio climático y sus efectos catastróficos. Claro que es un país que no firmó el Protocolo de Kioto y que nunca se ha comprometido a reducir sus emisiones de gases contaminantes.

El ex vicepresidente de Estados Unidos, Al Gore, del Partido Demócrata y una de las figuras más conocidas en la lucha contra el fenómeno climático global, ha apoyado el lanzamiento de un nuevo proyecto que se ha llamado «24 horas de realidad» que nace con el objetivo de llamar la atención del mundo sobre este grave problema.

En Estados Unidos, se está llevando a cabo en la actualidad el proceso de elección del candidato del Partido Republicano para las elecciones a presidente de 2012. Dentro de este partido, el rechazo a la evidencia científica es casi unánime. (No debe sorprender, buena parte de los miembros del partido y de su electorado de este partido aún se confiesan creacionistas, negando la Teoría de la Evolución.)

En «24 horas de realidad», un evento interactivo mundial impulsado por el Climate Reality Project, se trataba de llamar la atención sobre la crisis climática actual. Informar es la mejor manera de combatir la ignorancia. Aunque, quien no quiere ver…

El evento consistió en una transmisión a través de Internet, desde diversos lugares del mundo, y comenzando en México, de imágenes multimedia sobre recientes fenómenos climáticos extremos. Participaban científicos y otros expertos del medio ambiente.

El objetivo final era poner delante de los ojos de los escépticos la evidencia científica, estimular la conversación sobre el problema y llevarlo más allá de esa negación, buscando soluciones.

Maggie Fox, la presidenta y gerente ejecutiva del Climate Reality Project, aseguró que hay una industria de negación, y no sólo en Estados Unidos. Es un grupo de presión creado y financiado, en parte, por parte de la industria de los hidrocarburos. Al final, es lo de siempre: el poder. Ellos tienen el poder y no quieren dejarlo. Y si tienen que recurrir a palabras de Dios para conservarlo, lo harán. Al menos, en público. En privado, disfrutan de los millones que les proporciona una industria que está acabando con el planeta.

La industria petroquímica fomenta estudios contrarios a los del IPCC (Panel Internacional sobre el Cambio Climático), una organización que cuenta con el apoyo de Naciones Unidas. El consumo de energía fósil es uno de los grandes responsables del derretimiento del hielo polar y de los glaciares, del ascenso del nivel del mar y, por tanto, de las inundaciones sin precedentes que están sucediendo, de las hambrunas y la escasez de alimentos generados por sequías.

Control de los medios de comunicación y baja educación

El 98% de todos los científicos del mundo especializados en el clima y de todos los que se especializan en disciplinas relacionadas concuerdan: hay una conexión directa entre el cambio climático y la contaminación producida por la actividad industrial y el transporte, sectores que dependen del consumo de petróleo y carbón.

Sin embargo, un considerable número de personas en Estados Unidos rechazan estos estudios y consideran que estas conclusiones son falsas, son inventadas o no están probadas. ¿Por qué? En primer lugar, las grandes empresas que fomentan el escepticismo climático poseen grandes medios de comunicación en los que difundir sus ideas. Después, hay que contar con la ignorancia de la gente, con una sociedad con un nivel educativo medio bastante pobre.

La mayoría de escépticos en Estados Unidos son hombres blancos conservadores y creyentes. Uno de los candidatos republicanos, Rick Perry, es una de las más poderosas voces escépticas. Muchos compatriotas van a votarle por esas ideas. El escepticismo climático puede llegar a la presidencia de Estados Unidos.

Uno de los científicos que niega el proceso de cambio climático señala que se han encargado los estudios sobre el tema a personas que tienen interés por exagerar los resultados. Sin embargo, no dice quiénes son esas personas o esos grupos. ¿A quién beneficia el cambio climático? En el otro lado, la industria petrolera, la del gas y otros sectores contaminantes sí salen perjudicados de los estudios.

Pero el problema realmente es que el debate no lo conduce la ciencia, sino la política y los medios de comunicación. Es para echarse a temblar.

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