Los viñedos de Chile en peligro por el cambio climático


Según un estudio elaborado por el Laboratorio Internacional en Cambio Global (LINCGlobal), en el que colaboran el Consejo Superior de Investigaciones Científicas de España (CSIC) y la Pontificia Universidad Católica de Chile (PUC), el cambio climático afectará a la mayoría de productores de vino de todo el mundo. A largo plazo, afectará a la conservación de la naturaleza. El estudio también sugiere que habrá nuevas áreas donde se podrá producir vino de calidad.

A rasgos generales, en el planeta aumenta la temperatura y disminuyen las precipitaciones. Estos cambios afectan el equilibrio entre temperatura y humedad, elementos principales para el cultivo de uvas. El área que actualmente es adecuada para la producción de vino se reducirá, mientras que se ampliará en otras regiones.

El estudio ha sido publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Science (PNAS) de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos. Es el primer análisis global de los impactos del cambio climático en la producción y conservación del vino. El cambio climático será dramático en algunas zonas, donde se producirán conflictos entre los productores de vino, la conservación de los ecosistemas y la provisión de agua dulce.

Chile será una de esas regiones. Ya hay falta de agua, pero, según las proyecciones futuras, el cambio climático acentuará ese estrés hídrico. Por tanto, la industria del vino demandará más agua para sus cultivos, una demanda de agua problemática en una situación en la que se puede llegar a una reducción del 15% en las precipitaciones.

El cambio climático global, por otra parte, causará que la fauna silvestre se desplace. Según Lee Hannah, autor principal del estudio, esto sólo es la punta del iceberg. El fenómeno afectará a muchos otros cultivos.

Conflicto entre vides, agua y fauna


Según el estudio, para el año 2050, la zona adecuada para la viticultura disminuirá entre un 25 y un 73% en las regiones productoras de vino más importantes, las de clima mediterráneo. Los productores que quieran elaborar vino de calidad tendrán que plantar vides en zonas del oeste de América del Norte y en el centro y el norte de Europa.

Cabe la posibilidad de plantar viñedos en regiones de mayor altitud, pero esto eliminaría y degradaría la vegetación natural, dañando el ecosistema y perjudicando a las especies de fauna y flora locales. Es el caso de las Montañas Rocosas, en el oeste de Norteamérica, que es hogar de osos pardos, lobos y antílopes: será una buena zona para el sector vitivinícola, pero el impacto sobre la vida silvestre sería terrible.

En definitiva, la industria del vino se enfrenta a un importante desafío: lograr ser más eficientes en el uso del agua. Los consumidores de vino tendrán su parte de responsabilidad, comprando productos que provengan de zonas con una producción sostenible.

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