Poco a poco, los científicos van descubriendo todos los factores que afectan al cambio climático. Esta vez hablamos de un nuevo estudio publicado por investigadores daneses en el que se pone de manifiesto que las regiones más profundas del océano pueden desempeñar un importante papel en la regulación del clima.
El estudio se ha llevado a cabo en la fosa de las Marianas, la fosa marina conocida más profunda del planeta, situada en el fondo del océano Pacífico noroccidental, al sureste de las islas que llevan el mismo nombre. El estudio ha demostrado que las depresiones oceánicas son grandes sumideros de carbono.
Las fosas atrapan sedimentos y registran una gran actividad. Algunas bacterias tienen, de hecho, más actividad en las fosas que en zonas más superficiales, y procesan otras bacterias. El resultado de toda esa actividad es que se está produciendo un almacenamiento de carbono mucho más activo de lo que se pensaba hasta ahora o, en otras palabras, que las fosas son grandes sumideros de dióxido de carbono en el océano profundo.
Para realizar este estudio, los investigadores han utilizado varios robots especialmente diseñados para soportar las grandes presiones que se registran en este cañón de unos once kilómetros de profundidad. Especialmente útil fue una sonda equipada con sensores especiales que medían la abundancia de carbono en las profundidades de la fosa. El equipo estaba compuesto por científicos daneses, japoneses, británicos y alemanes.
La importancia de las fosas radica en que gran parte del material producido por algas o peces que viven por encima de la fosa se deposita allí para ser luego digerido por las bacterias, degradado o enterrado. El objetivo final de los científicos es saber cuánta cantidad de dióxido de carbono es capaz de capturar y secuestrar una fosa marina. Aunque las fosas marinas no suponen mucha superficie, sino sólo el 2% del océano, pueden desempeñar un papel muy importante debido a la acumulación de carbono que se produce en ellas.