Un equipo interdisciplinar, es decir, científicos de distintas disciplinas científicas, se ha reunido por primera vez para evaluar el impacto del cambio climático en Canarias. Su objetivo es estudiar la situación para paliar los embates del calentamiento global en el archipiélago y orientar sobre el plan energético local que resulte más conveniente.
Entre otras cosas, este grupo de expertos ha comunicado que la temperatura media de Canarias ha aumentado un grado por década a consecuencia del cambio climático. Este incremento, lógicamente, está ocasionando una serie de consecuencias ambientales que son, precisamente, las que el grupo debe estudiar.
El 2020 ha sido el año más caluroso de la historia de las islas, al menos de la que se tiene registro, si bien 2012 podría arrebatarle el primer lugar si siguen produciéndose episodios de calor extremo en otras estaciones, un fenómeno típico del cambio climático. Igualmente, han disminuido las precipitaciones en un 10 por ciento.
La investigación se realiza dentro del proyecto denominado Climaimpacto, y entre otros efectos provocados por el aumento de las temperaturas se citan una mayor frecuencia de las tormentas tropicales, así como la detección de una mayor indicencia de patologías típicas de países caribeños, como la ciguatera.
Este recalentamiento también ha producido, siempre según los expertos, una masiva presencia de peces tropicales, que encuentran un hábita idóneo en sus aguas, ahora más cálidas.
Lógicamente, estos efectos podrían sobredimensionarse conforme vayan endureciéndose las condiciones climatológicas o aumenten su frecuencia los eventos climatológicos extremos propios del cambio climático. De ahí que el objetivo del trabajo sea ponerse en marcha en las direcciones que aconsejen las conclusiones que se extraigan. En sintonía con ellas, también se planificará la producción energética que ayude a luchar contra el cambio climático, tanto a nivel global como local. Un gran reto, sin duda.