La gravedad de las sequías invernales en el Mediterráneo


Una investigación elaborada por la agencia estadounidense NOAA (National Oceanic and Atmospheric Administration) muestra que el aumento de los gases de efecto invernadero está agravando la escasez natural de precipitaciones entre Gibraltar y Oriente Medio, es decir, en toda la región mediterránea.

Las sequías más graves son precisamente las que no se esperan. En el caso del Mediterráneo, en el período invernal. Estas sequías inesperadas son más graves y se están haciendo más habituales e intensas en los países mediterráneos en los últimos años. La principal causa es el incremento de las emisiones de gases de efecto invernadero o, en otras palabras, el cambio climático provocado por la actividad humana.

Según Martin Hoerling, director del citado trabajo, la magnitud y frecuencia de las sequías no se pueden explicar sólo con la variabilidad natural de los fenómenos climatológicos. Así mismo, ha afirmado que el descubrimiento resulta una muy mala noticia para una región que ya soporta una peligrosa escasez de agua. Por último, remacha: es poco probable que la variabilidad natural, por sí sola, pueda hacer que el clima vuelva a la normalidad en la región.

El impacto de las sequías invernales es un grave problema porque es la estación del año en la que se concentran la mayor parte de las precipitaciones en la zona mediterránea. Por ejemplo, si en la Península Ibérica no llueve en verano, apenas influye en las reservas de agua, ya que esa escasez de lluvia ocurre cada año. En cambio, si las precipitaciones son escasas en otoño, que es cuando suele llover, sí afecta gravemente a las reservas hídricas.

En los últimos veinte años, diez de los doce inviernos más secos se han registrado en zonas que rodean al Mediterráneo, según la investigación de la NOAA. Para identificar las causas del fenómeno los científicos han analizado los datos meteorológicos registrados y los modelos climáticos, intentando aislar el efecto de la variabilidad natural del clima, del patrón cíclico denominado Oscilación del Atlántico Norte y del cambio climático causado por el incremento de las emisiones de los gases de efecto invernadero a la atmósfera por las actividades humanas. Han analizado datos recogidos desde 1902.

El Mediterráneo se considera un punto caliente del impacto del cambio climático por la escasez de agua de la región, el rápido aumento de la población y las proyecciones climáticas que indican un incremento de riesgo de sequía en el futuro. Los investigadores advierten que la cuestión es si esa sequía se produce en invierno o no. Desgraciadamente, parece que sí.

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