Para luchar contra los efectos negativos del cambio climático hay que reducir las emisiones de dióxido de carbono. Por ello, cada vez más países aumentan sus objetivos de reducción de gases de efecto invernadero. La conciencia medioambiental ante este grave problema es cada vez mayor. También entre las empresas.
Algunos países europeos han dado su apoyo a un objetivo mayor de reducción de emisiones de CO2. Estos países son Dinamarca, Francia, Alemania, Grecia, Portugal, España, Suecia y Reino Unido (este último país ya ha decidido unilateralmente ser mucho más ambicioso en sus objetivos de reducción de emisiones). Y muchas grandes empresas aplauden esta decisión porque aumentar los objetivos de reducción a un 30% es un buen negocio.
Empresas tan poderosas y de muy diferentes sectores, como Acciona (construcción, energías renovables y otros negocios), Adolfo Domínguez (moda), Allianz (seguros), BT (telecomunicaciones), Coca-Cola (bebidas), Google (tecnología), Ikea (mobiliario), Marks & Spencer (distribución) y muchas otras, creen que tratar de reducir las emisiones de CO2 beneficiará a la economía europea y, además, creará nuevos puestos de trabajo.
Algunas reflexiones acerca de este asunto, así como los beneficios que puede traer, según la opinión de todas estas grandes empresas (no nos engañemos, el verdadero motor de la economía europea y de las que dependen la mayoría de decisiones políticas, tanto en Unión Europea como en los Estados miembros), son los siguientes:
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– La Unión Europea necesita políticas correctas para seguir liderando la lucha contra el cambio climático y aumentar la competitividad de una economía baja en carbono.
– Se aseguraría en los países europeos la seguridad energética con inversiones en negocios bajos en carbono.
– Se necesita invertir ahora en tecnología e investigación para el futuro, un futuro sin carbón y sin dependencia del petróleo, un cambio total en la producción de energía.
– Disminuir las emisiones estos años en los que se ha producido una recesión económica ha sido fácil, pero hay que seguir en esa línea aun cuando se recupere la economía europea.
– La emisión de carbono debería ser tenida en cuenta como otro factor en el análisis de la competitividad de las empresas.
Es una buena noticia que por fin las empresas apoyen la reducción de CO2 en su actividad económica. Pero lo curioso del caso es que, la votación sobre aumentar la reducción de las emisiones de un 20 a un 30% en el Parlamento Europeo fue rechazada por los votos en contra, entre otros, del propio diputado que la había propuesto. ¿Proponer una ley para votar en contra? Que alguien me lo explique, por favor.