El agua almacenada en el suelo desempeña un papel muy importante en el sistema climático. La ESA (Agencia Espacial Europea) ha presentado el primer catálogo global de datos sobre la humedad del suelo correspondientes al periodo 1978-2010. Toda la comunidad científica internacional puede acceder a estos datos, con los que se podrán realizar análisis retrospectivos y validar modelos climáticos.
El agua almacenada en el suelo apenas constituye el 0,001% del contenido total de agua de nuestro planeta. Sin embargo, esa cantidad es esencial para el crecimiento de las plantas y está ligada a la regulación del clima y a la meteorología. La humedad del suelo es una variable fundamental que controla el intercambio de agua y de energía entre la superficie de la tierra y la atmósfera: un suelo seco intercambiará menos agua con la atmósfera que uno húmedo.
Todavía no se comprende todo lo que puede implicar la relación entre la humedad del suelo y el sistema climático. Pero éste es un paso muy grande al respecto: hasta ahora, no se disponía de un archivo histórico de datos sobre este parámetro de ámbito mundial. Se podrá mejorar, por ejemplo, la evaluación de modelos climáticos en términos de tendencia a la sequía o a la inundación. También se conocerá mejor la relación del agua con las temperaturas.
En el año 2009, la Agencia Espacial Europea lanzó la misión SMOS, con el objetivo de medir directamente la humedad almacenada en las capas superficiales del suelo. Los datos de SMOS se utilizan para la predicción meteorológica, en estudios hidrológicos y para mejorar la gestión de los recursos hídricos, pero también proporciona datos casi en tiempo real de muchos parámetros.
Este primer archivo de datos sobre la humedad del suelo a escala global, abarcando el periodo que transcurre entre 1978 y 2010, permitirá realizar un cálculo robusto de la climatología, que, como resultado, permitirá estudiar fenómenos extremos, como la excepcional sequía ocurrida en el centro de Estados Unidos en 2005, o las de Brasil y África Oriental en el verano de 2007, el sur de China durante el invierno 2009-2010 o la de Rusia en 2010.
También se pueden apreciar claramente inundaciones como las de Afganistán en 1992, la de África Oriental en 1998-99, la de Marruecos en 2008 o la de Queensland, Australia, en 2010-2011.
Esta primera publicación de un catálogo de estas características precisa de la cooperación de expertos en teledetección y en modelado climático para validar los datos en su conjunto y para comprender mejor los resultados de los nuevos modelos.