Mientras en Australia se declara el estado de zona catastrófica debido a las inundaciones que sufre el país, en otro lugar del hemisferio sur, Buenos Aires, se está produciendo una histórica ola de calor. Hasta el punto de que hay cortes de energía y escasez de combustibles. Buenos Aires y las ciudades anexas son un verdadero infierno para sus diez millones de habitantes.
Se ha declarado el nivel de alerta roja y se recomienda salir a la calle sólo si es indispensable y, en todo caso, caminar por la sombra. Y, por supuesto, hay que beber mucha agua para hidratarse.
El gobierno de la provincia de Buenos Aires ha puesto en alerta a los hospitales públicos para asistir a pacientes afectados por el calor. Una ola de calor como la que se está viviendo puede multiplicar por tres los fallecimientos. Ante síntomas como fiebre alta, somnolencia, desvanecimiento o aceleración del pulso, se debe acudir al médico.
Además de la ola de calor en la ciudad de Buenos Aires, el fenómeno climático conocido como «La niña» está causando una terrible sequía en algunas zonas de las provincias de Buenos Aires y La Pampa, la más rica región agrícola del país sudamericano. La falta de lluvias se puede extender hasta marzo, por lo que pueden perderse todos los cultivos de soja y maíz.
Otra consecuencia de la ola de calor es la gran demanda de energía que se generó por el funcionamiento de los aparatos de aire acondicionado. De hecho, se ha producido un récord histórico en dicha demanda. Algunos barrios de Buenos Aires y su cinturón urbano sufrieron cortes de suministro ante la saturación del sistema eléctrico. Una de las consecuencias de los cortes eléctricos es que algunos semáforos se encuentran apagados, por lo que es necesario extremar la precaución al conducir.
Se está produciendo escasez de combustibles y hay extensas filas de vehículos en las gasolineras. Aunque son muchos los factores que han llevado a esta situación. No todo es culpa del clima.