El Danubio se seca


Cernavoda es una pequeña ciudad en el sureste de Rumania. Algunas viviendas sociales se encuentran en la orilla izquierda del Danubio. En las décadas de los setenta y ochenta del siglo pasado, el dictador Nicolae Ceausescu ordenó construir un canal desde Cernavoda hasta el puerto de Constanza, en el mar Negro, acortando la ruta comercial.

En la actualidad, ya no existe la dictadura comunista. Hay un problema mucho más difícil de solucionar: una sequía que afecta a Rumania desde agosto. Los habitantes de la citada ciudad miran el canal: nunca habían visto las aguas del Danubio a un nivel tan bajo. Ni siquiera se lo podían imaginar. Este río cruza buena parte de Europa de oeste a este con sus más de 2.850 kilómetros, desde su nacimiento en Bosque Negro de Alemania hasta el mar Negro, en Rumania, pasando por Alemania, Austria, Eslovaquia, Hungría, Croacia, Serbia, Bulgaria y Rumania. Es el segundo río más largo de Europa después del Volga.

No hay única causa para esta sequía. Pero si hablamos del Danubio a su paso por Rumania, buena parte de la culpa es de la central nuclear de la citada ciudad, que necesita de su agua para refrigerar la planta. Hay otro reactor, construido posteriormente, en 2007, y previstos otros tres. Los dos reactores de la planta de Cernavoda generan el 20% de las necesidades y se construyeron en las orillas del Danubio para usar sus aguas.

En otra región de Rumania, Turnu-Severin, en el suroeste, se ubica la mayor central hidroeléctrica del país. Pasan por allí 2.400 metros cúbicos por segundo, el 63% de la media habitual, 3.800 metros cúbicos por segundo. La hidroeléctrica genera así 1.800 MW en vez de los 2.100 MW.

La falta de lluvia preocupa especialmente a los propietarios de los hoteles en el delta del Danubio, que han perdido unos 10.000 turistas este año. Hay 250 barcos y embarcaciones varadas, en espera de las lluvias.

Pero los problemas de sequía no sólo afectan a Rumania. En Serbia, en una ciudad portuaria llamada Prahovo, debido al bajo nivel del agua, las oxidadas proas de los barcos alemanes de la Segunda Guerra Mundial se pueden ver apuntando hacia el cielo. Por otra parte, los cargueros con un calado superior a 1,70 metros no pueden progresar por el río. Riberas secas y amarillentas hasta el mar Negro. Decenas de embarcaciones han encallado en bancos de arena y cientos de cargueros se retrasan o su carga debe ser transferida a trenes y camiones.

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