En un país desarrollado como España, el sector del transporte supone un 41% de la demanda energética de uso final. Para lograr el objetivo, como se pretende, de rebajar las emisiones de dióxido de carbono un 20% para el 2020, dicho sector es la gran asignatura pendiente. Se han hecho esfuerzos en el sector para desarrollar la producción y el uso de biocarburantes, pero no es suficiente. Ya se está proponiendo, desde la Comisión Europea, una Hoja de Ruta 2050 que potenciará la descarbonización por diversas vías. Pero, siendo realistas, ¿se puede descarbonizar el sector del transporte?
Para evitar las emisiones de carbono del transporte hay que usar otros métodos aparte de la utilización de biocombustibles. No hay suficiente biocarburante para tanto coche. Entre otros, destacan el uso del gas natural y, por supuesto, el impulso del vehículo eléctrico.
El petróleo no va a desaparecer en el corto plazo. Se está produciendo un rápido crecimiento de la utilización de las energías renovables y el gas natural, pero el petróleo se seguirá conservando como la fuente energética predominante en las próximas décadas, con más de un 30% del total del consumo mundial previsto en 2030 por la propia Agencia Internacional de la Energía. De ese porcentaje, el papel que juegan los hidrocarburos en el sector del transporte será el gran problema. En otros sectores, las renovables se desarrollan rápidamente.
En España, se está llegando a unas cifras de un 16% de cobertura del total de la demanda por parte de la eólica, seguida de la hidráulica, con un 11%, un 3% la fotovoltaica, 2% la térmica renovable y 1% la solar termoeléctrica. Pero las cifras en el transporte llevan al pesimismo. La participación de las renovables, el uso de los biocarburantes, ha tenido un crecimiento modesto. El consumo de biocarburantes (biodiésel y bioetanol) supuso en 2010 un 5% del consumo total de combustibles de automoción y el actual Plan de Energías Renovables PER 2011-2020 fija como objetivo de penetración de los biocarburantes un 10% para 2020.
En Europa ocurre algo parecido. Fuentes de Eurostat señalan que un 33% del consumo de energía final en el año 2009 en la Unión Europea se debió al sector del transporte, por encima del consumo en la industria (24%) y el consumo en los hogares (27%). Por tanto, en los transportes es donde más queda por hacer en la sustitución de combustibles fósiles y en la reducción de emisiones.
Los biocarburantes, por sí solos, no pueden resolver las cifras de demanda de energía en el transporte, así que habrá que recurrir a otras vías, como el uso del vehículo eléctrico, el uso del gas natural y la concienciación ciudadana para no usar el coche innecesariamente.