Gran parte del dióxido de carbono producido por las centrales térmicas y por las fábricas e industrias puede ser capturado y almacenado bajo tierra con una seguridad en el proceso y un coste razonable. Sería un almacenamiento a largo plazo. ¿Es totalmente seguro? ¿No estaremos dejando una herencia trampa a las siguientes generaciones?
Las primeras pruebas a gran escala de secuestro de dióxido de carbono parecen demostrar que el almacenamiento de carbono a una profundidad suficiente no influye a las formaciones geológicas, tales como pizarras. Es una de las soluciones al problema global del cambio climático.
El constante flujo de dióxido de carbono, un gas de efecto invernadero que atrapa el calor, es el principal causante del calentamiento global. Desde la década de 1950, el dióxido de carbono se acumula en la atmósfera a un ritmo mucho mayor de lo que se tarda en eliminarse de forma natural, es decir, por el proceso de fotosíntesis que llevan a cabo las plantas, o por otros procesos naturales.
Por ello, se buscan otros métodos, maneras que pueda controlar el ser humano para que el CO2 no siga acumulándose en la atmósfera.
Las consecuencias del calentamiento global pueden ser terribles y son sobradamente conocidas: aumento del nivel del mar, cambios en los patrones agrícolas, desertificación, tormentas más fuertes, sequías y inundaciones, contagio de enfermedades tropicales como la malaria y el dengue en latitudes más altas.
Poco a poco, muy poco a poco, la producción de energía mundial se desplaza hacia las fuentes de energía renovables. Pero, hasta que se complete este cambio de paradigma en la producción de energía, se sigue contaminando, se continúa emitiendo y el calentamiento global no se detiene. El almacenamiento se carbono se convertiría, así, en una forma temporal de mitigar el problema. Hasta que las renovables supongan el cien por cien de la producción de energía. ¿Llegaremos (llegarán) a verlo algún día?
Siendo realistas, los combustibles fósiles se van a seguir usando. Las grandes compañías petroleras continúan buscando nuevos yacimientos. Países como China e India usan más carbón. En un mundo perfecto, no sería necesario capturar y almacenar dióxido de carbono. Pero no vivimos en un mundo perfecto, ¿verdad?