El cambio climático es un fenómeno que se retroalimenta. Cuanto más tiempo pase, más se acelerará y más difícil será mitigarlo. Por ejemplo, el deshielo del Ártico contribuye a acelerar el proceso de cambio climático porque libera gases de efecto invernadero que estaban atrapados entre los bloques de hielo.
Ahora se sabe que un proceso parecido ocurre cuanto más calientes están los suelos. El calentamiento global calienta la tierra que, debido al calor, liberan más carbono a la atmósfera. Por tanto, el fenómeno, en este caso, también se retroalimenta y contribuye al cambio climático.
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