Las medias anuales que marca el mercurio en Gran Canaria, que oscilan entre los 18 y los 25 grados centígrados, hacen de esta isla maravillosa uno de los paraísos climáticos del mundo. Sin embargo, será imposible prometérnoslas felices eternamente, porque el calentamiento global está endureciendo esta suavidad primaveral con el aumento de las temperaturas de una décima de grado por década.
Estas previsiones tan poco optimistas suponen el incremento de dos grados centígrados al finalizar el siglo, y forman parte de las principales conclusiones a las que ha llegado un nuevo estudio sobre la progresión del cambio climático centrado en la isla de Gran Canaria, cuyo aumento de la temperatura media es similar a la detectada en Tenerife, analizada en un estudio anterior.
El Gobierno canario has presentado esta semana los resultados del informe, que reitera lo dicho para Tenerife. Por lo tanto, siempre según lo investigado, las dos islas capitalinas han experimentado un paralelo aumento de las temperaturas.
Concretamente, sus termómetros han marcado temperaturas calurosas anómalas en los últimos años. No en vano, siete de sus diez años más cálidos se han registrado en las dos últimas décadas.
Una mayor nubosidad en las laderas de barlovento en primavera y verano en Tenerife y un aumento de la temperatura de las aguas marinas superficiales en verano y otoño, en este caso en las dos islas, son los principales cambios detectados de entre las causas físicas que provocan este calentamiento.
Más allá de cifras concretas, este calentamiento de ambas islas demuestra que el cambio climático es un problema real en el archipiélago y ofrecen el apoyo científico necesario para poder diseñar políticas de adaptación al impacto climático.
El estudio ha sido realizado por la Universidad de Las Palmas y el Observatorio Canario del Cambio Climático, desde donde también se ha detectado que este mes de octubre la temperatura del agua del mar ha aumentado dos grados de un modo inusual.