Según varios científicos, la ola de calor de marzo que azotó Estados Unidos y batió récords de altas temperaturas en muchas regiones tiene mucho que ver con calentamiento global. Desde el 12 de marzo, hubo más de 7.000 registros de temperaturas más cálidas que la media, incluyendo algunos de los máximos históricos de máximas mensuales.
Los científicos especializados en el papel que desempeña el cambio climático en la generación de eventos climatológicos extremos han señalado que el calentamiento global hará que fenómenos como el de las altas temperaturas de marzo ocurran más a menudo.
Los estudios científicos anteriores ya mostraban que el calentamiento global aumenta las probabilidades de olas extremas de calor. Gabi Hegerl, de la Universidad de Edimburgo, ha dicho que hay evidencias de que los eventos extremos de calor son más habituales y más graves, incluso en el ámbito regional.
En todo caso, los investigadores deben llevar a cabo estudios de simulación en los que se comparen las posibilidades de que un evento así se produzca con y sin gases de efecto invernadero para calcular cuánto han podido aumentar las probabilidades. Los científicos necesitan observar todo el sistema climático para calcular la frecuencia de un evento de características extremas.
Los estudios que han seguido este enfoque basado en la probabilidad, como el que examinó la ola mortal de calor europea de 2003, y otro que investigó la ola de calor brutal de Rusia de 2010, han encontrado que los cambios en los gases de efecto invernadero puede aumentar significativamente las probabilidades de que tales desastres se produzcan.
En el caso del área de Moscú, un estudio señaló que las probabilidades habían aumentado por cinco. El estudio también encontró que hay una probabilidad del 80% de que las altas temperaturas de julio de 2010 no hubieran ocurrido sin el calentamiento global.
Los más pesimistas creen que, no sólo aumentarán las temperaturas, sino que, además, cada vez ocurrirá con mayor rapidez.