Las plantas de carbón de Chicago contaminan 18 veces más que su aeropuerto


Greenpeace ha realizado otra de sus famosas acciones con el principal objetivo de llamar la atención y concienciar sobre problemas medioambientales. En este caso ha querido reivindicar la necesidad de dejar de usar carbón para producir energía. Es una fuente de energía contaminante y obsoleta y que puede ser sustituida por otras fuentes limpias y renovables.

Han sido ocho los activistas de la organización que han escalado una chimenea de 137 metros de altura ubicada en la planta de energía Fisk en Chicago, Estados Unidos. Allí colgaron un cartel, demandando el cierre de esa planta y de otra similar situada en Crawford.

Las dos plantas, Fisk y Crawford, están operadas por una subsidiaria de la compañía Edison Internacional, llamada Midwest Generation. Estas dos plantas son de las más antiguas del país americano. Mucha gente vive en sus alrededores. Se calcula que uno de cada cuatro residentes en Chicago vive dentro de un radio de cinco kilómetros de distancia a una o ambas plantas, con el peligro para su salud que ello comporta.

Este tipo de plantas de energía, que usa la quema de carbón, mata entre 13.000 y 34.000 personas cada año. Eso equivale a una persona cada quince minutos. En Chicago, 42 habitantes mueren cada año a causa de la contaminación proveniente de Fisk y Crawford. Además, los ciudadanos de Pilsen (la localidad más cercana a la planta Fisk) y Little Village (cercana a la planta Crawford) sufren graves problemas de salud y se encuentran en riesgo de padecer enfermedades del corazón, respiratorias o cáncer.

No sólo eso, las centrales que funcionan con carbón también contribuyen a la aceleración del cambio climático, fenómeno que afecta a todo el planeta. En Estados Unidos, estas plantas son la principal fuente de emisiones causantes del calentamiento global. Entre Fisk y Crawford generan 18 veces más emisiones que las operaciones en tierra del aeropuerto O’Hare (el aeropuerto de Chicago, segundo con mayor número de vuelos, sólo por detrás del de Atlanta) y dos terceras partes más que las emisiones de dióxido de carbono generadas por todos los medios de transporte de Chicago.

La Agencia de Protección Ambiental De Estados Unidos está llevando a cabo una audiencia en Chicago para poner un límite a la cantidad de mercurio y otros venenos que puede emitir una planta de carbón.

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