Aunque en España se ha vivido el mayo más frío desde 1985, las olas de calor serán más habituales debido al cambio climático. Asociado a este fenómeno, se producirán más fallecimientos por un calor excesivo al que las personas más vulnerables no están acostumbradas.
La causa es, claro, el calentamiento global. La incidencia de las olas de calor será mayor y, a no ser que los poderes públicos tomen medidas y los propios ciudadanos tomen conciencia de la importancia de afrontar ese calor extremo, habrá más fallecimientos. De hecho, ya está ocurriendo: la ola de calor que se produjo en 2003 en Europa produjo la muerte de decenas de miles de personas.
En aquel caluroso 2003, en Francia, en el mes de julio, las temperaturas sobrepasaron en algunas regiones hasta en 10 ºC las de 2001. Las muertes provocadas por ese calor extremo fueron casi 15.000. Años más tarde, en 2010, y en otro país, en este caso Rusia, las temperaturas extremadamente altas produjo unos 55.000 fallecimientos (además de incendios forestales que supusieron millones de pérdidas).
La mayoría de las muertes por calor se producen en personas con salud precaria o edad muy avanzada. Pero no siempre ocurre así. También hay jóvenes o gente poco vulnerable a priori a los que, en un momento determinado, por diversas circunstancias, los efectos del calor les resultan letales.
Estudio en Manhattan
Un equipo dirigido por Radley Horton y Patrick Kinney, de la Universidad de Columbia, y Tiantian Li, del Centro Chino para el Control y la Prevención de Enfermedades, en Pekín, han analizado el clima y planteado una hipótesis sobre el futuro de las olas de calor. Para este estudio han tomado Manhattan y los resultados indican que las muertes asociadas al cambio climático aumentarán un 20% en la década del 2020.
En las proyecciones más pesimistas, el aumento de muertes por esta causa es del 90% o más para la década de 2080. Aunque, por otra parte, la cifra de fallecimientos provocados directa o indirectamente por el frío disminuirán. Las olas de calor se convertirán, en las próximas décadas, en uno de los riesgos más grandes para los habitantes de las ciudades. En Central Park, las temperaturas medias mensuales han aumentado, entre 1901 y 2000, en 2 ºC, mucho más que en el resto de Estados Unidos y el mundo.