Según datos manejados por científicos de la Universidad de Tasmania, en Australia, el nivel de agua de los mares crece hasta tres milímetros cada año. Tres milímetros puede parecer poco, pero con respecto a este asunto es un mundo. Y calcular este dato con la máxima precisión es importante. Por ello, en la citada universidad se está desarrollando un programa para calibrar con exactitud las mediciones que realizan los satélites.
En este nuevo sistema desarrollado por la Universidad de Tasmania, se usa una boya que cuenta con tecnología GPS y que mide el nivel del agua del mar en su superficie, algo esencial para las investigaciones sobre el cambio climático, según el doctor Christopher Watson. Este sistema permite comparar a través de otro método las mediciones que se hacen por satélite y, por tanto, así es posible estar más seguros de la fiabilidad de la medición.
A principios de marzo de este año 2011 se situó la primera de estas boyas a una distancia de treinta kilómetros al sudeste de Tasmania. Durante dos días, esta boya estuvo haciendo mediciones del nivel del mar dos veces por segundo.
Según Watson, la tecnología de satélite es eficiente, pero, a veces, se ve distorsionada. Los altímetros de los satélites con los que trabajan estos científicos son revisados constantemente, ya que trabajan sobre diferencias tan pequeñas como un crecimiento de apenas tres milímetros al año. Cada diez días, aproximadamente, el satélite sobrevuela el estrecho que separa la isla principal de Australia y Tasmania. En este vuelo y durante un minuto, el satélite mide la altura del mar. Posteriormente, se comparan ambos datos: los que recoge el satélite y los de la boya. Una forma de trabajar, al mismo tiempo, con tecnología más cercana y con la tecnología de satélite y, sobre todo, una forma de reducir los errores al mínimo. Casi se anula la posibilidad de error, podríamos decir.
El trabajo es especialmente importante para estos científicos porque Australia no tiene satélites propios, aunque sí se benefician de la información de satélites pertenecientes a otros países. Así, con este proyecto se ayuda, por una parte, a calibrar mejor los satélites y, por otra parte, a obtener más y mejor información sobre la región australiana. En definitiva, una medición precisa que permite obtener una información más precisa sobre cómo los océanos cambian debido al calentamiento global.