Para reducir los niveles de dióxido de carbono emitidos a la atmósfera, primero hay que conocer cuánta cantidad se está emitiendo. Por ello, se va a crear una gran red de aparatos de medición de gases con efecto invernadero. Sólo la empresa estadounidense Earth Networks va a instalar cien de estos aparatos por todo el mundo, invirtiendo en ello unos 25 millones de dólares (casi 20 millones de euros).
Unos cincuenta de esos aparatos medidores de gases causantes del cambio climático serán instalados en Estados Unidos, donde, según datos de la Administración Nacional Atmosférica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés), ya hay cerca de dieciocho. Otros veinticinco se instalarán en Europa y otros tantos en el resto del mundo.
Antes de instalar los aparatos, se evaluará qué lugares son los más idóneos para ubicarlos. Claro que hay que tener en cuenta que hay países (o empresas) que no están dispuestos a que se mida cuánto contribuyen al cambio climático.
En todo caso, el proyecto puede ayudar a afinar el cálculo de las emisiones globales. Y una información de este calibre, si está medida con exactitud y rigor, puede cambiar la percepción de la opinión pública sobre el problema y, por consiguiente, la actitud de los gobiernos al respecto.
El director de la empresa Earth Networks ha señalado que ni siquiera es necesario colocar los aparatos dentro de un país para conocer cuántas emisiones de CO2 produce. Bastaría con colocar varios alrededor del país. Parece que ningún país se va a librar de dar una información que el resto debería conocer, ya que todos son afectados en mayor o menor medida por el problema.
Es más, una vez que estén instalados estos cincuenta sensores en Estados Unidos, se podrá saber, por ejemplo, cuánto CO2 emite el estado de Nueva York o el de Kansas. Un paso muy importante para luchar contra el cambio climático: impedir que países, estados, organizaciones o empresa puedan engañar al resto del mundo.