Las transformaciones climatológicas sufridas en el mar de Barents a consecuencia del cambio climático podrían ser la clave para explicar la increíble recuperación que ha experimentado el bacalao en este hábitat.
Tal ha sido la recuperación que los científicos se resisten a atribuirla únicamente a una pesca más sostenible, que no puede obtener tan asombrosos resultados en un corto periodo de tiempo. Y no es para menos porque, sin ir más lejos, el bacalao de Barents ha roto techos en número de capturas permitidas este mismo año por la Comisión de Pesca Ruso-Noruega para la presente temporada de pesca (de enero a abril), con una cifra récord que más de un millón de toneladas.
Su pesca, por lo tanto, vive un momento histórico desde su inicio a gran escala, tras la Segunda Guerra Mundial. ¿Pero, qué ha aumentado así su población? Hoy por hoy, la razón de su recuperación es un misterio, sobre el que sólo se tienen algunas pistas.
En aguas árticas y canadienses
Tanto en esta zona del Ártico (archipiélago noruego de Lofoten y mar de Barents) como en los caladeros de Canadá, sus poblaciones estaban diezmadas a consecuencia de la sobrepesca, lo que obligó a una gestión pesquera más sostenible, cuyo inesperado éxito ahora no puede acabar de explicar el fenómeno por sí sóla.
Desde mediados de los noventa, el momento más bajo desde el inicio de la pesca a gran escala, hasta ahora, el bacalao se ha recuperado en buena parte por el cambio climático, sospechan los investigadores. Aunque, hasta que no se comprenda mejor la situación producida se desconocerá si se trata de un beneficio a largo o puede que a corto plazo para la especie, tal y como se dijo en unas jornadas organizadas este fin de semana por el Instituto de Investigación Marina de Noruega (IMR) en el país.
Además, los científicos adelantaron que el calentamiento de las aguas y el deshielo habrían permitido que la luz llegue con más intensidad al fitoplactón marino, el primer eslabón en la cadena alimentaria oceánica, enriqueciendo las aguas con nutrientes y, por lo tanto, atrayendo a multitud de animales que acuden a comerlos. Entre ellos estaría el pez capelán o capelín, la comida preferida del bacalao, lo que explicaría su multiplicación.