Urge reducir las emisiones de C02 y adaptarse al cambio climático


Lo dice la Organización Meteorológica Mundial (OMM), aunque en realidad es más una llamada de atención que una simple propuesta. Con ella, se une a otros muchos organismos locales, nacionales e internacionales que también reclaman una actuación global más firme contra el avance del cambio climático.

Así, en calidad de urgencia, a través de su secretario general, Michel Jarraud, se pide una reducción de los gases de efecto invernadero, así como un mayor avance en la adaptación al calentamiento global.

Si la OMM hace mención a la lucha contra el cambio cimático y a una adaptación a sus efectos es porque considera que ambos frentes son fundamentales para poder ralentizar su temida progresión. Sin esperanza alguna de detenerlo, pues ya está aquí en forma de eventos extremos, argumenta con lógica se precisan herramientas eficaces para miminizarlo.

Adaptar la agricultura y la energía

Jarraud se explayó al respecto en una conferencia realizada durante una jornada que festejaba el décimo aniversario del Centro Internacional para la Investigación del Fenómeno de El Niño (Ciifen). Durante el evento, celebrado en Guayaquil (Ecuador), el máximo responsable recalcó que las medidas de reducción de gases ha de hacerse «lo más rápido posible».


Para Jarraud, habría de potenciarse la estrategia adaptativa en sectores en los que más se pueda avanzar, como la agricultura o el sector energético. Lógicamente, ello supone invertir en investigación, en la que la OMM se brindó a colaborar, pues resulta clave recabar información meteorológica para realizar estudios que ayuden a tomar decisiones políticas adecuadas en función de los resultados obtenidos.

El futuro a corto y medio plazo no pinta bien. El calentamiento global experimentado en los últimos 150 años ha aumentado en 0,7 grados, pero para finales de siglo podría alcanzar entre los 2 y 4 grados centígrados de incremento. Ello trastocaría los ciclos hidrológicos, trayendo lluvias torrenciales en algunas regiones y sequías interminables en otras zonas. Y, por supuesto, aumentará el nivel del mar a consecuencia del deshielo, tal y como ya está ocurriendo. Un panorama que tampoco permite soñar con una mejoría a largo plazo.

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