No hay duda de que la reducción de dióxido de carbono en la atmósfera pasa por crear más zonas verdes, aparte de conservar las que ya existen: bosques, selvas, plantas marinas… Así que científicos, ingenieros, diseñadores y arquitectos piensan en otros lugares desde donde reducir carbono y mitigar los efectos del cambio climático.
Una de las nuevas ideas que está siendo estudiada, en la línea de los jardines verticales y las plantaciones en las azoteas, es la inclusión de algas en los edificios. La idea proviene de la Asociación de Ingenieros Mecánicos británica.
Esta institución del Reino Unido ha publicado un informe en el que recomienda a los gobiernos el estudio de esta solución de ingeniería como parte de la lucha contra el cambio climático. El informe también pretende inspirar a ingenieros de todo el mundo y de cualquier especialidad para que desarrollen modos de reducir los gases de efecto invernadero en la atmósfera.
No es la única idea que se está tomando en consideración. También se propone colocar espejos para reflejar la luz del sol o disparar partículas de sulfuro a la estratosfera, lo que podría tener un efecto de enfriamiento de la atmósfera.
Dentro de las investigaciones que se están llevando a cabo sobre el cultivo de algas para producir combustible líquido, esta institución recomienda cultivarlas también dentro de cualquier edificio. De este modo, se convertirían en un cultivo a gran escala del que sacar enormes cantidades de energía. La idea es incluir largos tubos de plástico en el diseño de la construcción o, en todo caso, adaptar la forma a los edificios ya existentes. De esto modo, no sólo se estaría absorbiendo dióxido de carbono de la atmósfera, sino que se podría usar la energía procedente de estas algas para usarla en el interior del edificio.
Si algunas de estas ideas se ponen en marcha en todo el mundo, las consecuencias positivas sobre la mitigación del cambio climático son inimaginables.