La Convención Marco de la ONU sobre el Cambio Climático está celebrándose en Bangkok con el utópico pero loable objetivo de lograr un pacto global llamado Kioto 2, que sustituirá al todavía vigente Protocolo de Kioto y, en asuntos crematísticos, pretende conseguir financiación para el Fondo Verde.
No quiero ser agorera, pero esta reunión preparatoria de la Cumbre Mundial de Catar, prevista a finales de año, finalizará el 5 de septiembre sin grandes avances. No en vano, tiene toda la pinta de ser una fotocopia de otras anteriores que, con similares objetivos, casi idénticos, han acabado siendo un absoluto fiasco.
Aunque, eso sí, la simple celebración sirve para que se hable del tema y éste adquiera relevancia, algo que ya es positivo. Así pues, ayudando a amplificar el evento, podemos decir que, además de buscar money para combatir el cambio climático, la ronda de conversaciones que llevarán a cabo delegados de 190 países busca alcanzar un pacto global de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, los principales causantes del calentamiento global.
Esperemos que, por lo menos, la conferencia sirva para acerca posiciones sobre la posible sustitución del Protocolo de Kyoto, que caduca a finales de año, por un nuevo acuerdo global de reducción de gases. Igualmente, es inevitable ver la botella medio vacía en otra de las cuestiones fundamentales a tratar, como el compromiso pendiente de los países más avanzados de renovar para 2013 las aportaciones anuales de 10.000 millones de dólares, que expiran este 2012.
La financiación del Fondo Verde, organismo creado en la Cumbre de Cancún de 2010 para gestionar y financiar proyectos de reducción de emisiones en países en desarrollo, ha de encontrar fórmulas de financiación hasta el 2020, año en que los Estados se comprometieron a aportar 100.000 millones de dólares anuales.