Se han encendido todas las alarmas por culpa de un dato que indica que no estamos haciendo las cosas bien. Los gases de efecto invernadero han alcanzado su máximo histórico que supera al de 2013, algo que se ha encargado de confirmar la Organización Meteorológica Mundial (OMM).
De entre los tres gases más importantes, es el dióxido de carbono el que más ha incrementado su concentración, tanto que ha alcanzado un nivel que no se observaba en los últimos 30 años. Son datos preliminares que hablan por sí solos, que piden un actuación de todos los Gobiernos para que se reduzcan las emisiones.
La acidificación de los océanos es preocupante
Otro dato negativo del que habla la OMM tiene que ver con el ritmo de acidificación de los océanos, que actualmente se está mostrando a un nivel que no tiene precedentes en los últimos 300 años. Nos lo estamos cargando todo sin hacer caso a las advertencias de hombres como Michel Jarraud, secretario general de la OMM:
Debemos invertir esta tendencia reduciendo las emisiones de dióxido de carbono y de otros gases de efecto invernadero como medida generalizada.
En estos momentos son los océanos y la biosfera los que amortiguan el aumento de CO2 en la atmósfera, pero eso, como es lógico, les está pasando factura. De ahí que Jarraud hable de la importancia de reducir las emisiones para preservar los océanos:
Si el calentamiento de la Tierra no se considera una razón suficiente para reducir las emisiones de CO2, la acidificación de los océanos debería serlo.
Veremos si esta vez los gobernantes hacen caso de lo que dicen los científicos o no se creen absolutamente nada. Mientras estén al cargo de las empresas parece que esto no tendrá solución.