En un julio inusualmente frío, el más frío de la última década, el Servicio Meteorológico Alemán ha afirmado que las consecuencias del calentamiento global se dejarán sentir en los próximos años. Quizá es un buen momento para este aviso: no pensemos que por disfrutar de este verano suave va a ser siempre así.
El presidente del Servicio Meteorológico Alemán (DWD), Gerhard Adrian, ha afirmado que 2010 no ha sido un buen año para la protección del medio ambiente. Entre todos los habitantes del planeta, este año, se emitieron unos 31.000 millones de toneladas de dióxido de carbono (CO2). Además, los políticos no consiguen llegar a acuerdos vinculantes para reducir estas emisiones. Las medidas actuales no bastarán para limitar el calentamiento global. Así, este verano es un espejismo dentro del desolador panorama que se nos viene encima.
El cambio climático será especialmente dañino en las ciudades, que tienen que pensar urgentemente cómo solucionar la acumulación de calor. Además, se vivirá una contradicción: la calidad del aire mejorará (al menos, en los países desarrollados), pero la temperatura subirá, como mínimo, 1 ºC. Este efecto se producirá porque con la reducción de la polución ambiental generada por centrales eléctricas, la quema de combustibles de uso doméstico o del transporte en los países occidentales, se reduce el efecto refrigerante de los aerosoles que emiten. En Alemania, por ejemplo, según el DWD, las temperaturas se elevarán entre 2 y 4 ºC hasta 2100.
La advertencia del DWD es que Alemania debe prepararse para veranos más secos e inviernos más húmedos. Este verano estará lleno de nubes, viento, niebla y lluvias. Pero las temperaturas otoñales seguramente sean más suaves, elevándose hasta los 24 ºC algún día. Además, aun con este inusual verano de bajas temperaturas, el 2011 se prevé que sea de los tres años más calientes en la historia (desde 1881).
A largo plazo, el servicio meteorológico alemán advierte de más eventos climatológicos extremos y de sus consecuencias directas.