El cambio climático está transformando Buenos Aires. Estas últimas semana se han alcanzado temperaturas, a las cinco de la madrugada, de hasta 28° C. ¿Alguien puede dormir con ese calor? La sensación térmica fue de 30,2º C. El Servicio Meteorológico Nacional ha declarado la alerta amarilla. Una ola de calor en el enero bonaerense se determina cuando se producen más de tres días en los que la temperatura mínima iguala o supera los 23° C.
Osvaldo Canziani es físico y doctor en meteorología y formó parte del Panel Intergubernamental de Cambio Climático que ganó el Premio Nobel de la Paz en 2007. En la actualidad, Osvaldo Canziani forma parte del consejo asesor de la Agencia Ambiental, dependiente del Ministerio de Ambiente y Espacio Público porteño. El experto ha señalado: «este calor nos debe llevar a pensar y reflexionar a toda la población que se deben hacer cambios, porque el futuro puede ser peor«.
Canziani aún va más lejos y señala que Buenos Aires se está convirtiendo en una ciudad tropical. Las evidencias científicas demuestran que se han producido cambios en las temperaturas, las lluvias y los vientos que afectan a la ciudad de Buenos Aires y sus alrededores, así como en el nivel del Río de La Plata, determinado por el nivel del mar. La ola de calor es parte de este gran cambio.
El cambio climático se produce en todo el planeta, pero en algunos lugares los cambios que supone se sienten más que en otros: en la ciudad de Buenos Aires se observan cambios extremos y hay que prepararse y tomar medidas sin más demora. Se necesita la colaboración de toda la población. El científico argentino citó una frase de David King, científico que sirvió como asesor al Gobierno del Reino Unido:
El cambio climático es el problema más severo al que nos enfrentamos hoy, más serio aún que la amenaza del terrorismo.
Toda la población debe aportar su esfuerzo para frenar las emisiones de dióxido de carbono (CO2) y los demás gases de efecto invernadero. Las normativas de emisiones para las industrias, además, deberían ser más rigurosas. Buenos Aires será una capital tropical y debe cambiar la legislación para adaptarse a esta nueva situación climática.
Durante el último siglo, la temperatura media de la ciudad ha aumentado en 1,8º C, mientras que las mínimas aumentaron en 2,7º C. No sería extraño que aumenten las inundaciones y lleguen enfermedades tropicales como el dengue, la fiebre amarilla o la leptospirosis.