Contra el cambio climático, hasta el más pequeño gesto cuenta


Todo el mundo puede aportar algo para mitigar los efectos del cambio climático. Cualquier pequeño gesto, por muy insignificante que parezca, cuenta. Se trata de sumar millones de pequeños gestos. Sin olvidar, claro, las grandes acciones. La medida del Gobierno español, que tanto ha dado que hablar y que los ingleses se están planteando imitar, quizá no sea la gran revolución ambiental. Pero algo hará. Y eso no se puede negar.

El profesor José Manuel Moreno, vicepresidente del Grupo II del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC) de la ONU, ha señalado, en relación a este polémico asunto que cualquier reducción de emisiones de dióxido de carbono (CO2) cuenta para la lucha contra el cambio climático. Si todos los países hicieran algo, aunque fuera poco, la suma de todos tal vez convertiría ese poco en un mucho.

También ha señalado que, como miembro del IPCC, no puede entrar a valorar las decisiones que toman los gobiernos. Sin embargo, sí que ha querido recordar que para cumplir el objetivo de no sobrepasar determinados niveles de calentamiento, obligatoriamente hay que reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). Y, ha añadido, que cuanto antes se haga y cuanto más se reduzca, mejor.

Respecto a las críticas al Gobierno que señalan que la medida de la disminución del límite de velocidad hasta los 110 km/h se hace por motivos económicos, Moreno ha apuntado que aunque sea por otras razones, si se consigue reducir las emisiones de GEI será bienvenida. Y ha añadido que

«a la Tierra no le importan los motivos.»

Por tanto, este experto celebra las consecuencias del plan de ahorro energético, aunque su propósito principal sea ahorrar dinero en hidrocarburos.

Por último, ha recordado el compromiso de los gobiernos de no exceder la temperatura de la Tierra en, al menos, 2 grados centígrados. Sin embargo, esto no será posible si no se reducen las emisiones de manera muy significativa, algo imposible de lograr sin afectar a la vida cotidiana de las personas. Si ni siquiera estamos dispuestos a bajar la velocidad de 120 a 110 km/h, ¿qué estamos dispuestos a hacer?

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