Según los científicos de la expedición oceanográfica Malaspina, un proyecto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) de España, el océano Índico tiene la capacidad de absorber tres veces más nitrógeno procedente de la atmósfera que el Atlántico. Hay que señalar que este nutriente es clave para que el fitoplancton crezca, realice la fotosíntesis y cumpla su función de captación de dióxido de carbono (CO2) del aire, una importante función que mitiga las consecuencias del cambio climático.
Aunque no sean tan vistosos como los grandes árboles, los microorganismos marinos que forman el fitoplancton retienen casi tanto dióxido de carbono como las plantas terrestres y, por tanto, son fundamentales para la regulación del clima, y así lo han señalado los investigadores del CSIC. Una actividad fundamental, una labor oscura y desconocida para muchos, pero esencial para la conservación del planeta y de la biodiversidad.
El buque Hespérides zarpó el 11 de febrero de 2011 desde Ciudad del Cabo (Sudáfrica) con destino a Perth, en el extremo suroeste de Australia. Se convierte así la primera campaña oceanográfica española que se realiza en el Índico.
Los investigadores han descubierto altas concentraciones de silicato en las muestras de agua recogidas en el Índico desde la superficie hasta los cuatro mil metros de profundidad. La importancia del hallazgo radica en que el silicato es un elemento esencial para el crecimiento de una especie de microalgas, llamadas diatomeas, que desempeñan un papel clave en la fijación de nitrógeno. Los científicos han capturado numerosas diatomeas Rhizosolenia, un tipo de microalga que tiende a asociarse con una cianobacteria fijadora de nitrógeno y produce así materia orgánica con la que construir sus células.
La expedición ha estado más de cuatro semanas realizado prospecciones del ecosistema del océano hasta los cuatro mil metros de profundidad con redes, botellas de muestreo, sondas y otros instrumentos. En total, se han recogido cuatro mil de estas muestras para estudiar la concentración de CO2 en el agua y analizar el vapor de agua atmosférico.
Además, en esta campaña se ha llegado a recoger muestras hasta una profundidad de 6.929 metros, un récord para el buque.