El permafrost, los hielos perpetuos, también se derriten


El permafrost, también llamado permagel o permacongelamiento, es la capa de hielo permanentemente congelado en los niveles superficiales del suelo de las regiones muy frías o periglaciares, como la tundra. Puede encontrarse en áreas cercanas al polo norte de Canadá, Alaska, Siberia y Noruega. El permafrost se puede divide en una capa helada más profunda otra capa más superficial, que se puede descongelar alguna vez.

La Agencia Espacial Europea (ESA) ha informado que, a través de datos obtenidos por los satélites, se han observado signos de deshielo en el permafrost, los, hasta ahora, llamados hielos perpetuos en las latitudes norte del planeta. El proceso, aparte de ser una prueba más de que, efectivamente, el calentamiento global se está produciendo, libera gases de efecto invernadero en las regiones árticas, lo que podría agravar aún más los efectos del cambio climático.

La ESA ha precisado, en todo caso, que no puede medir directamente desde el espacio el permafrost, esa capa que permanece congelada en la Tierra más de dos años, independientemente del cambio de estaciones. Pero sí puede captar indicadores como la temperatura de la superficie o las modificaciones del terreno.

La agencia espacial no ha ofrecido cifras concretas sobre los cambios apreciados, pero sí ha señalado que la combinación de mediciones de campo con sensores remotos y los modelos climatológicos pueden hacer avanzar la comprensión de los complejos procesos en la zona del permafrost y mejorar las previsiones climatológicas.

Los últimos datos proporcionan una información valiosa que puede ser utilizada junto a la extraída de la observación del clima y de los modelos hidrológicos. Así mismo, hay que proseguir con la evaluación del permafrost en el futuro y analizar su comportamiento pasado. En los estudios del cambio climático es esencial contar con una serie temporal más larga de datos que los obtenidos a través de satélites de observación.

Cerca de la mitad de carbono orgánico bajo tierra se encuentra en el permafrost de las regiones septentrionales. Esto supone más del doble de la cantidad de carbono existente en la atmósfera en la forma de metano y de dióxido de carbono. Así que habrá que mantener la vigilancia de la zona del permafrost a través de satélites y otros métodos porque, si todo ese carbono se libera, el cambio climático se acelerará a niveles insospechados.

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