Gestión del agua en los países áridos


Los países secos y áridos son los más interesados en un correcto uso de los recursos hídricos. Entre otras cosas, la seguridad alimentaria de estos países va a depender, cada vez más, de una buena gestión del agua.

En Zaragoza, en el marco del Salón Internacional del Agua (SMAGUA), se reunieron expertos que elaboraron un documento con algunas conclusiones al respecto. La principal, que la seguridad alimentaria como algo irrenunciable para los países áridos. Por tanto, hay que crear mecanismos que pongan a este recurso básico a salvo de los intereses especulativos del mercado internacional.

Frente a los países con disponibilidad de agua, los países áridos se enfrentan al desafío de mejorar su garantía debido a la irregularidad de sus aportaciones y a la escasez de precipitaciones que se agravan por los previsibles efectos del cambio climático. Por tanto, en este conjunto de países se hace más necesario insistir en una gestión óptima de los recursos, en el marco natural de las cuencas hidrográficas, apostando por el desarrollo, pero insistiendo en el respeto a los frágiles ecosistemas hídricos.

En las conclusiones también se considera que las producciones de secano en estos países tienen un futuro incierto por su baja productividad y se destaca, sin embargo, la competitividad de los regadíos. Respecto a estos últimos, se ha querido destacar el esfuerzo de los países por conseguir regadíos altamente tecnificados que, junto a las buenas prácticas agrarias, los seguimientos medioambientales y el reto de crear nuevas infraestructuras de regadío, permitirán conseguir esa seguridad alimentaria y será un elemento clave para disminuir los impactos sobre el medio ambiente hídrico.

En estos diálogos y debates participaron representantes de diferentes países como Armenia, Bielorrusia, Kirgistán, Rusia, Tayikistán, Túnez y España. Se obtuvo así una visión internacional y global del problema. Se trata de que los países áridos puedan definir una gestión sostenible del recurso que permita, a su vez, el desarrollo económico y el mantenimiento del medio hídrico.

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