Muchos estudios y análisis sobre los efectos del cambio climático se centran en las masas de hielo del Ártico y parecen olvidar la enorme capa de hielo que recubre Groenlandia. Los científicos están especialmente interesados en estas regiones porque tienen un reflejo más claro de lo que puede suponer el cambio climático.
En concreto, el seguimiento de los cambios en la masa de las capas de hielo polar proporciona una buena medida del cambio climático en las últimas décadas, además de ayudar a calcular las estimaciones futuras de la subida del nivel del mar. La medición de la masa capa de hielo es más fácil y fiable desde que, en 2002, se lanzaron una serie de satélites con el objetivo de vigilar los cambios en el campo gravitacional de la Tierra. Las medidas tomadas por la gravedad de los satélites se pueden utilizar para reconstruir los cambios en la fusión o la acumulación de placas de hielo.
Un nuevo estudio publicado en la revista Journal of Geophysical Research presenta los resultados del análisis de los datos del satélite respecto a la capa de hielo de Groenlandia entre 2002 y 2009. Y, la primera conclusión, que ya no sorprende ni al más escéptico del calentamiento global, es que la zona está perdiendo hielo.
Por otra parte, aunque en general se ha perdido hielo, se ha producido una ligera acumulación en el centro de Groenlandia. En cambio, en los bordes de la isla, la pérdida de hielo es especialmente preocupante, tanto en el noroeste como en el sureste. Esta nueva investigación demuestra, además, que la tasa de pérdida de hielo varía de una zona a otra y de un año a otro, lo que implica que las condiciones climáticas regionales tienen un impacto significativo en la capa de hielo.
Esta conjunto de datos pone de relevancia la importancia de los análisis minuciosos que llevan a cabo los científicos para tratar de calcular el comportamiento del clima y del hielo a largo plazo. Los datos obtenidos por satélite se deben combinar con datos obtenidos por otros medios para conformar una visión global. No es fácil predecir cuál va a ser la tasa de pérdida de hielo para los próximos años o décadas. Pero lo que es seguro es que seguirá derritiéndose y que será un factor determinante en el cambio del nivel del mar.