Un aumento global de la temperatura media de más de 2 ºC llevaría a la humanidad a un desastre sin precedentes, a un cambio radical e irreversible del sistema climático y de todo el planeta. De momento, no vamos por el buen camino. Pero, según la Agencia Internacional de la Energía (AIE, por sus siglas en inglés) todavía es posible frenar el calentamiento global y no superar esa temperatura.
Para ello, advierte la agencia, los Gobiernos deben desarrollar estrategias políticas energéticas sin más dilación. La AIE asegura que, además, se podría seguir creciendo económicamente. (Aunque, ¿realmente es necesario?)
La AIE ha presentado un informe sobre este asunto en Londres. Su directora ejecutiva, Maria van der Hoeven, ha avisado de que el cambio climático está siendo relegado a un segundo plano en las prioridades políticas, pero no por ello va a desaparecer. Todo lo contrario: sin políticas adecuadas, se acelerará y el problema será mayor.
El sector de la energía es responsable de unos dos tercios de las emisiones globales de gases de efecto invernadero. En el escenario actual, el aumento de la temperatura medio será de entre 3,6 ºC y 5,3 ºC.
Diferencias regionales
Las diferencias regionales son claras. En Estados Unidos, un cambio del carbón al gas en la generación de energía ayudó a reducir las emisiones en 200 millones de toneladas, volviendo al nivel de emisiones de mediados de los noventa del siglo XX. China, por su parte, experimentó el mayor crecimiento de las emisiones de dióxido de carbono (CO2), unas 300 toneladas, aunque está frenando su aumento de emisiones por el desarrollo de las energías renovables y la mejora de la eficiencia energética. En Europa se redujeron las emisiones en 50 millones de toneladas. Las de Japón aumentaron en 70 toneladas.
Las medidas que propone la AIE se basan en tecnologías actuales (es decir, que con una mejora en la tecnología, se podrían reducir aún más las emisiones) y que ya han sido probadas con éxito en algunos países:
- Aumentar la eficiencia energética en los edificios, la industria y el transporte mediante una inversión que quedaría más que compensada por la reducción del gasto en las facturas de combustible.
- Limitar la construcción y el uso de las plantas eléctricas que funcionan con carbón, lo que permitiría reducir en más del 20% las emisiones, además de reducir la contaminación del aire localmente.
- Aumento de la generación de energía a partir de fuentes de energía renovables: el objetivo del 20% actual se debe aumentar hasta el 27% en 2020).
- Medidas para reducir las emisiones del metano, uno de los más potentes gases de efecto invernadero, especialmente reduciendo el consumo de petróleo y gas natural.
- Eliminación parcial de los subsidios al consumo de combustibles fósiles, lo que reduciría en un 12% las emisiones e impulsaría la eficiencia.