Tener alimentada a la población mundial podría suponer más emisiones de las calculadas por la ONU, bastantes más. Concretamente, según concluye un estudio publicado, frente al 14 por ciento apuntado por la ONU, en realidad la producción de alimentos sería responsable del 19 al 29 por ciento de los gases de efecto invernadero emitidos por el ser humano.
El estudio lo ha realizado el Grupo Consultivo para la Investigación Agrícola Internacional, cuya funcón es coordinar la investigación en este área, y las cifras que da son superiores por haberse centrado no sólo en la agricultura en sí, sino en otros elementos que la rodean, como la producción de fertilizantes, la deforestación o el transporte.
Así, consideran que todos ellos son elementos relacionados de forma estrecha con la agricultura, hasta llegar a formar parte de su polución, tal y como se afirma en el informe titulado Cambio climático y sistemas alimentarios.
Reacción urgente
Por su parte, el 14 por ciento estimado por las Naciones Unidas se basa en una definición de la agricultura más concreta, que no considera todos esos elementos incluidos en este estudio.
Las conclusiones del nuevo estudio ponen el grito en el cielo ante las terribles cifras halladas. Hay que actuar de forma urgente para reducir esas emisiones relacionadas con la alimentación, afirman.
Hacerlo, lógicamente, pasa por ahorrar energía y apostar por las energías limpias de un modo importante. En suma, se trataría de mejorar la eficiencia de la agricultura para lograr un mejor resultado, es decir, cultivos más productivos con una menor emisión de gases de efecto invernadero. Es decir, hay que inventar la cuadratura del círculo.
Igualmente, dejar de comer tanta carne también ayudaría, pues se necesita mucho cereal para alimentar a un animal, lo que significa necesitan grandes extensiones de tierra y emitir ingentes cantidades de gases nocivos. Adaptar los cultivos a las sequías sería otro de los grandes retos.