Paradojas climáticas. Algunas especies están en riesgo de desaparecer por el calentamiento global, pero otras se benefician del fenómeno. En Galicia, hay menos pulpos y más centollos. Irónico: una bocado exquisito que, hasta ahora, sólo algunos bolsillos se podían permitir, va a ser cada vez más común.
El pulpo, una comida típica en la gastronomía gallega, escasea. El cefalópodo está siendo directamente perjudicado por la subida de la temperatura del agua del mar y, también, por la sobrepesca. En contrapartida, en los mercados, el precio del centollo cae. Además, precisamente en una de las épocas de mayor consumo: la Navidad.
El centollo es una plato muy popular durante la Navidad en toda España. Este año, en la costa norte, abunda. Y una de las principales causas es la escasez de pulpos, uno de sus mayores depredadores. La alimentación básica del pulpo son los cangrejos y sus larvas. Pero, por otra parte, el aumento de temperatura, mientras perjudica al pulpo, beneficia al centollo.
En los últimos años, se reduce cada vez más la población de pulpos en Galicia. Pero los consumidores no reducen la demanda: es un plato muy apreciado. Claro que parte de su popularidad se debía, en parte, a bajo precio. A partir de ahora, más de un consumidor se pensará si comprar centollo, un alimento para ricos, en vez de pulpo, un plato de las clases populares.
Cena de lujo en periodo de crisis
Los cangrejos se reproducen cada vez con más éxito en las costas gallegas: las condiciones del mar son mejores y hay menos depredadores como el pulpo. Más centollos significa que su precio baja. Muchas familias a las que ha golpeado la crisis podrán darse un lujo en Navidad, quizá un lujo al que nunca habían podido acceder: centollo para la cena de Navidad. El cambio climático es capaz de cambiar hasta la percepción social de la gastronomía.