El calentamiento global no sólo afecta a los animales que viven en la naturaleza. También a los que están encerrados en zoológicos. El único ejemplar de oso polar que vivía en el zoo de Buenos Aires ha muerto. Organizaciones a favor de los derechos de los animales, como la Fundación Cullunche, piden, una vez más, el cierre del zoológico.
El oso polar se llamaba Winner. Murió en la capital Argentina a causa del extremo calor que sufre la ciudad. El sonido de los petardos lanzados en Navidad tampoco ayudó. En toda Argentina, ya sólo queda un ejemplar de oso polar, llamado Arturo, que vive en la ciudad de Mendoza.
Según los grupos ambientalistas, aunque las condiciones del zoológico sean buenas, no son las que necesita esta especie. Un animal salvaje debe vivir en la naturaleza y no encerrado en un parque dentro o cerca de una ciudad, contaminada y ruidosa. En Mendoza ocurre lo mismo que en Buenos Aires: cada vez son menos los días de frío. El riesgo de que muera es cada vez mayor.
Las temperaturas extremas de Buenos Aires (se llegó a una sensación térmica de 50 ºC) junto al estrés provocado por los petardos y fuegos artificiales del día 24 de diciembre, se sumaron para excitar al oso polar, que sufrió hipertermia.
Era joven y tenía buena salud
Para los responsables del zoológico es un caso extraño, ya que el animal había nacido en cautiverio y se había adaptado a un clima más templado. Fue el único animal que murió ese día. Winner era un oso joven, de más de diez años, que gozaba de buena salud.
Vivía en un recinto especial, con una gran piscina de 145.000 litros, una paridera y tres cuevas. Los especialistas consideraban que el espacio cumplía con las condiciones internacionales para alojar a ejemplares de oso polar. El zoo no adquirirá un nuevo ejemplar de oso polar, sino que se plantea usar el espacio como aula educativa.